Capitulo 021;

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Sintió su estómago gruñir y decidió pasarse rápido por la cocina. Le agradaba ver a Diana, aquella mujer debía tener al menos unos 50 años y tenía el espíritu de una mujer de 30 años. Era tan feliz y siempre andaba sonriendo, le hacía recordar a su madre, su corazón se encogió al recordarla. Sus ojos marrones seguían grabados en su cara y aquella sonrisa tan hermosa que la hacia abrazarla y saber que con ella todo estaría bien....el simple recuerdo de su madre era lo único bueno de su juventud. Cuando ella murió su padre paso a ser más frio de lo que era, había hecho la vida de Madison un infierno. Recordó que paso más tiempo en internados que en su propia casa.

Alejó todos aquellos recuerdos y saludo a Diana.

--Buenos días.

--Buenos días, niña.--respondio sonriente.--Estas reluciente.--comento.

Y así se sentia, había algo en ella que había cambiado.

--Gracias.--sonrio.--¿Hay algo para comer? Muero de hambre.

--Puedo hacerte unas tostadas francesas con tocinetas.

--Me suena bien.--aparto una silla y se sentó.--Vale.

Media hora más tarde estaba comiendo mientras escuchaba historias de Diana. Sin duda que estaba repleta de sorpresa, le estaba diciendo sobre como a los 29 años viajo por casi todo el mundo buscando diversión y placer en los países, en esos viajes conoció a Albert, su esposo y supo que sería el hombre de su vida. Madison sonrió al escucharla y aparto su plato al terminar.

--¿No tienes hijos?

Ella se arrepintió de haber preguntado cuando vio la triste sonrisa de Diana.

--Solo uno, James. Tengo mucho tiempo sin saber de el.--suspiro.--Se caso hace 5 años y se mudó a Italia, desde entonces no he sabido casi nada de él.

Madison supo que a Diana le importaba mucho su hijo y que daría cualquier cosa por volver a verlo. Le devolvió una sonrisa a la mujer y se levantó.

--Me encanta hablar contigo, espero hablar luego.

--Claro, niña. También es un gusto hablar contigo.

Salió y Madison vio la ropa en sus brazos y pensó en llevarla a la lavandería. Subió las escaleras y se sorprendió al ver que no habían más, pero la casa tenía 3 pisos, eso era raro. Frunció el ceño al ver que solo 3 puertas, todas blancas, en el piso. Vale, el tipo se había equivocado al decir que en la puerta blanca estaba en la lavandería.

Abrió la primera puerta y no era nada más que un tipo  de pequeño depósito. Había cajas, porta retratos, fotos y otras cosas. Escucho un sonido en la puerta de al lado como algo golpeando contra el suelo y sintió curiosidad, se acercó a la puerta y abrió.

Un mes de placer; Jos Canela and Madison Beer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora