XXIX: Distintos caminos.

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Distintos caminos

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Distintos caminos.

Me acuerdo que fue un viernes, cuando me pediste un tiempo, me dijiste que me veias mal, que no te gustaba verme así; y era verdad, estaba mal, por todos aquellos momentos donde te dejabas llevar por tus emociones, por todas esas insistencias que por más que diga que no me molestaban, dolían, por todas esas promesas rotas, por aquellos momentos donde ambos nos lastimabamos; y sí, los dos tuvimos errores, como todos alguna vez pudieron tener. Y nunca te culpe por eso, nunca te culpe por las cosas que pasaron, por las cosas rotas y los sentimientos mezclados. No nos culpe a ninguno de los dos.
No decía lo que me dolía o molestaba por miedo a que te duela a vos y te derrumbes, entonces elegía callar, seguir, superar y arreglar aquello que no me gustaba en silencio.
Me pediste con tanta seguridad ese tiempo, para pensar y estar solo, que tuve que aceptar y dartelo, porque siendo sincera yo no lo quería. Yo estaba decidida a seguir y darlo todo como siempre lo hice, pero no podía hablar. No me salían las palabras debido a ese nudo en la garganta que tenía, y culpo a las lágrimas que me ahogaban. Quise decirte que no, que te quería a mi lado, y ahí fue cuando te pregunte si podíamos seguir hablando, con toda seguridad me respondiste que no porque eso te iba a hacer mal, me preocupe bastante ante esa respuesta porque tenía miedo de que no puedas vos solo con todo tu dolor, me dijiste que iba a ser mejor que cada uno se ocupe de su bienestar. Ahí fue cuando me lastimaste más.
Todavía tengo guardada una carta que te había hecho para tu cumpleaños, el cual fue en ese mismo mes, en marzo. Nunca pude dartela, admito que siempre me olvidaba que te la tenía que dar. Ese carta decía todo, absolutamente todo, ahí te hacía saber que nunca me gusto dejar algo inconcluso, y que estaba segura de seguir sin importar lo que pasaba. Quizá ese fue mi error, el haberme olvidado de que te la tenía que dar, porque si te la hubiese dado no te hubieses sentido abrumado o dolido, si lo hubiese hecho no habría pasado esto de estar cada uno en distintos caminos.
Te di muchas oportunidades y nunca me rendí cuando estabas mal y preferías alejarme porque sentías que te iba a hacer bien, nunca me rendí cuando te caias y no podías levantarte, nunca me rendí cuando te ayudaba a superar y ser mejor persona. Siempre te escuche y aconseje de la mejor manera. Y quiero que sepas que lo voy a seguir haciendo, quizás no de la forma que ambos hubiésemos querido, juntos como pareja.
Por más que ya no seamos la pareja de antes, siempre voy a estar, porque lo prometí, y nunca rompo mis promesas.
Hoy opto por seguir sola, porque siendo sincera, no estoy del todo bien para retomar una relación amorosa, tengo miedos, tantos, que prefiero guardarlos para mí. No quiero guiarme por mis miedos, pero eso estoy haciendo. Estoy tratando de evitar que pasen, en vez de enfrentarlos, pero tengo malas experiencias, cada vez que enfrentaba un miedo y me arriesgaba, terminaba peor a como había empezado y el miedo crecía más. Esta vez prefiero seguir mi camino pero evitando mis miedos. Es por eso que no quiero ninguna relación amorosa con ninguna persona. Es por eso que prefiero seguir sola y no arriesgarme más hasta estar del todo completa.
Admito que mis sentimientos hacia vos siguen intactos, como el primer día, o quizás mucho más intensos.
Admito que sos lo último que pienso en las noches al dormirme y lo primero que pienso al despertarme. Que me sale una sonrisa tonta cuando inconscientemente empiezo a cantar esa canción que tanto te gustaba que te cante. Que cuando escribo es para vos. Que extraño esas charlas interminables en la madrugada, extraño mi café junto con tus mates y esas películas que veíamos. Extraño todo lo que pasamos, todo lo que compartimos, todo lo que sentimos al estar uno al lado del otro.
Y lo peor de todo es que voy a seguir extrañandolo todo, porque cada uno tiene que seguir sus caminos, y estoy segura de que nunca voy a poder superarte.

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