Uno

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Apoye por cuarta vez mi cabeza al mostrador soltando un bufido. Era totalmente aburrido ayudar a papa los fines de semana en su negocio, y mas si me dejaba solo de a ratos.

–Bueno amiga creo que solo somos tu y yo tratando de sobrevivir a esta aburrida y muy molesta misión–le hablaba a mi gata mientras la acariciaba, refiriendome al trabajo.

Quizá si Cole estuviera acá y no pasando el fin de semana con sus abuelos, o alguno de los otros chicos no seria todo este proceso tan tedioso, pero desde que Kyle se habia mudado a otra ciudad y Zoe se habia ido a la universidad, toda mi vida habia cambiado haciéndome pensar en que realmente necesitaba nuevos amigos y que ahora todo era + trabajo en el negocio de papa = a - diversión para mi, simple. 

Maldición, murmure frustrado. Realmente no queria esto pero no habia quedado en ninguna universidad, si no hasta el siguiente año...así que por ahora es lo que me tocaría hasta entonces. Tome el teléfono tratando de distraerme un rato de mi apestosa vida mirando las fotos de mis amigos y sus maravillosas vidas en otros lugares y con diferentes personas y asi estuve torturandome un rato hasta que la campanilla del local sono avisando que habia entrado un cliente haciendo mi cabeza hacia arriba rápidamente.

–Que hay–dijo esta chica caminando hacia el mostrador mientras movia su mano amablemente–que bueno que estas aca porque hablar con tu papa me iba ser algo incomodo...

Fruncí levemente mi ceño, ¿acaso la conocía? pero sin querer ser odioso saludé de la misma manera apoyando mis brazos a la superficie de donde me encontraba. Ella entrecerro sus ojos verdes y así me miro por un rato, hasta que yo comencé a carraspear a lo que ella respondió frunciendo su entrecejo y diciendo lo siguiente:

–¿Tienes amnesia o algo verdad?–la mano estaba puesta en su barbilla y sus labios levemente abiertos igualmente que los mios por la sorpresa de su pregunta.

–¿Que?–solte incrédulo–no no no–comencé a negar varias veces acompañado de el tipico movimiento de cabeza.

—¿Seguro? –cuestionó ladeando la de ella. 

–Obviamente–me encogí de hombros y rode los ojos–además ¿que se te-y a mitad de la oración me dí cuenta de que conocía a la castaña y pare comenzando a reir algo avergonzado y ella no tardo en acompañarme.

–Pense que no te darias cuenta nunca...–estiró la ultima palabra hasta que yo capté.

–Bradley, y yo lo siento mucho Luna es que tengo una memoria malditamente corta y tu estas...–detengo la oracion para observarla–peinada y arreglada, q-quiero decir estas bien, pero tu estas distinta...mira tu esmalte–hablaba rápidamente, mis ojos se posicionaron en sus manos blancas y sus uñas color vino, haciendo caso a lo ultimo que dije ella las miro también. 

–Bueno al parecer eres muy detallista ¿no, Bradley?–la cara que tenia era de sorpresa pero la ocultaba tras una sonrisa.

Sonreí asintiendo.

–Bueno, yo no tuve un buen dia en ese momento pero ya han pasado dos meses y vengo por lo de tu oferta ese día ¿o tampoco recuerdas eso? –dicho esto saco su telefono, el mismo que se le habia caído en la alcantarilla y me miro expectante. 

Lo tome y lo puse debajo del mostrador.

–Si y vuelve en unos dias por el–dije sin más, para volver a mi posición antigua, tome a mi gata en brazos y la acaricié. 

Hizo una mueca.

–¿No preguntaras siquiera que tiene?

–¿Te soy sincero?–Luna respondió con un asentimiento de cabeza–no–confese riendo y tome el banco para sentarme luego de dejar a la gata ir,  y sin mirarla agregue–yo los recibo y papa mira que tienen, así funcionamos el y yo, además que si le digo que sucede el ira directo a el problema y lo solucionara sin importarle la existensia de otros, si no le digo el los arreglara todos buscando donde esta el fallo, y en fin tomalo como un favor. 

La castaña callo por unos minutos mientras me miraba con esos ojos verdes hasta el límite que llegaba a ser molesto, así que moví mi cabeza para incentivarla hablar y dijo:

–¿Eres siempre así de borde?–pregunto ignorándo todo lo que dije anteriormente haciéndome  sentir mal, tome un suspiro y trate de relajarme. 

–Lo siento ¿si? es solo cuando estoy aquí, es un lugar muy soso–admito señalando el negocio mientras en mi rostro se asoma una mueca. 

–Bueno igual me caes bien–ahora ella es la que se apoya al mostrador de la misma manera que lo estaba yo antes–y... ¿Donde están tus amigos?

¿Estaba sacándo conversación? ¿lo hacia porque quería o porque sentía que era lo correcto por lo del arreglo del teléfono?

–Hablas de Kyle, Zoe y Cole–pase las manos por mi cabello en un intento de peinarlo–pues Kyle estará en algún lugar del mapa, Zoe con un libro y Cole, en un momento incomdo con sus abuelos–finalicé mirando hacia algún punto muerto imaginandomelos a cada uno, y rogando que esta me entendiera para no tener que explicar. 

–Sus nombres–pronuncio sacándome del trance.

–¿Que pasa con sus nombres?...

–Si te das cuenta ninguno pasa de cuatro letras, son realmente cortos–comenzó a reír. Nunca me había puesto a pensar en eso.

–Bueno el tuyo no es muy largo tampoco–entonces quien empezó a reír fuí yo.

Ella tomo su cabello y lo hizo en una coleta–bueno, venimos todos del mismo club...

Rode los ojos y siguiendo la corriente aun sin saber a que se referia cuestiono fingiendo estar dolido colocando la mano en mi pecho–¿De que club estas hablando y porque no estoy allí?

–El club de los chicos con padres suficientemente flojos para colocarle a sus hijos nombres largos–empezó a caminar por el negocio observando, y agrego–y no estas allí porque tus padres no son flojos y tienes nombre largo...

–Wow, es un nombre muy extenso para ser un club de personas flojas que se caracterizan por colocar nombres cortos–mi risa no cesaba porque realmente no tenia sentido lo que hablábamos, pero aun así me gustaba mas que hablar con mi gata por eso mantuve mi interés. Sabia que al comienzo quizá no fuí la persona mas ámable pero me alegraba que la chica no se se fuera hartado y marchado. 

Desde el otro lado del lugar me miraba riendo al igual que yo, acune la cabeza entre mis manos soltando un suspiro cuando de repente se acerco al donde me encontraba dándo brinquitos viéndose muy infantil, ¿que edad tenia, tres?

–Hoy, voy a una fiesta–dice cuando ya estaba frente a mi pero mirando su cabello–sola–agrega ahora mirandome.

Fruncí mi ceño rápidamente y negué, no quería que las cosas se mal interpretarán de esa manera así que mi acción mas rápida fue negarme a su invitación. 

–No, ehmm l-lo sien-. No iba por la cuarta parte de la oración cuando me detuvo haciendo un ademán con sus manos mientras se alejaba, pero al parecer había sido yo el que había malinterpretado las cosas. 

–Amigo, solo te estoy invitando a una fiesta, no a que te líes conmigo. 

MoonlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora