Hospitalidad

32 1 0
                                    


Siento como un millón de umpa lumpas taladran mi cerebro, el dolor es intermitente, se va y regresa aún peor, intento abrir los ojos pero no puedo, me siento como la mierda.

No sé cuánto tiempo llevo luchando contra mi cuerpo intentando ponerme en pie o al menos despertar. La oscuridad me reclama de nuevo y sueño con celdas, grilletes y esposas.

-¿Cuánto tiempo lleva así? –escucho una voz a lo lejos.

-Un día.

-¿Estas segura de que se encuentra bien?

-Eso espero.

Me desvanezco en la oscuridad de nuevo, el miedo me recorre.

Abro los ojos de repente, me siento en la cama, transpirando y pidiendo oxigeno urgentemente, sostengo mi pecho con fuerza porque duele, duele demasiado y mi cabeza pareciera que va a explotar.

Miro alrededor, no conozco este lugar, estoy en medio de una enorme cama en una habitación, no hay nadie, la puerta está cerrada.

Intento ponerme en pie pero mis pies siguen dormidos, la habitación es muy grande, pintada de un color blanco puro, con un par de piezas de arte colgando de sus paredes, un gran ventanal se extiende al costado de la cama, puedo ver la ciudad.

Una mujer entra a la habitación, trae artículos de limpieza en sus manos, Se sorprende al verme despierta y da un salto.

-¿Dónde estoy? –aguardo por su respuesta.

Pero nunca llega, la mujer da pasos presurosos hacia atrás y sale despavorida de la habitación, la necesidad de ponerme en pie me da la valentía suficiente para arrastrarme hasta el borde de la cama, tiro a un lado el edredón gris que me cubría, horrorizada veo que estoy vestida con un pijama azul, mis pies por fin responden y puedo hacer contacto con el piso.

La puerta se abre de nuevo, un hombre entra a la habitación encendiendo las luces.

-Buenas noches –saluda cortésmente.

Miro en su dirección, un hombre de traje se acerca a mí con una bandeja.

-Me alegra que despertara señorita –pone la bandeja encima de la mesa de noche y me extiende un vaso con agua y una pastilla- su vuelo sale en una hora- tomo la pastilla y la ingiero- su amiga Kamil estará con usted en un momento, en el baño le han dejado ropa limpia y toallas, no se tarde.

Todo sucede demasiado rápido, el hombre no para de hablar y yo estoy hecha un lio.

-¿Dónde estoy? –pregunto.

-Oh, discúlpeme señorita- retira la bandeja y la toma en brazos- está en la casa del señor Myers, usted tuvo un colapso nervioso en su club hace dos noches, él muy amablemente ha ofrecido su hospitalidad.

AGAIN -hasta los huesos. #wattys2018Where stories live. Discover now