La velada trascurrió con naturalidad, sin ningún otro contratiempo, mamá se emocionó con la noticia de que mi visita será prolongada y que estoy en busca de trabajo.
He encerrado varios anuncios en el periódico a los que podría aplicar, también he buscado por internet, no quiero volver a ser camarera o chica de la limpieza pero no hay elección.
Hago algunas llamadas y entrego hojas de vida por doquier.
La semana transcurre y he recibido dos respuestas, la primera es de una cafetería en el centro de la ciudad y la segunda es de un casino, y sé que juré anteriormente no tener trabajos que pudieran poner en peligro mi integridad o mi libertad, pero la diferencia salarial entre una opción y otra es de varios ceros.
Para la segunda semana de mi estadía, inicio mi jornada laboral con demasiadas expectativas, mamá no estuvo feliz al principio pero papá insistió en mi autonomía sobre las decisiones de mi vida.
El casino se extiende por cerca de media cuadra en la zona rosa del centro, con luces intermitentes las cuales atraen a turistas y lugareños a apostar su dinero y entrar en un círculo vicioso, mi trabajo es relativamente sencillo, tomo ordenes, entrego tragos.
Una falda tubo color negra se ciñe a mi figura, abrazando mis curvas desde las costillas hasta la mitad del muslo, una blusa blanca clásica de botones por dentro de la falta, tacones altos y una bandeja en mis manos. Así es mi reflejo ante los imponentes cristales del salón, los apostadores están por todas partes y el ruido llena el lugar, máquinas tragamonedas, apuestas, risas, gritos y algunas groserías son la jerga del día a día.
Kami se ha comunicado conmigo luego de tres semanas, había estado desaparecida porque había huido a unas vacaciones paradisiacas a Cancún con su chico.
He hablado con ella durante los últimos días, me preguntó por Todd y no supe cómo responderle que he estado hablando con él más de lo que debería.
La situación es compleja, he construido un muro a mí alrededor y lo he reforzado durante dos años, cuidando mi corazón del daño que él o cualquier otra persona pudiera infringirme. Pero el me atrae y me ahoga el sentimiento carnal que ha despertado por él.
Todd es el único chico con el que lo he hecho en toda mi vida, no tengo puntos de referencia, pero él me enciende. Odio admitirlo y no quiero que él se entere, prefiero seguir entablando conversaciones sin sentido luego del trabajo, solo nos sentamos en la cera de mi casa y hablamos, por horas.
-Un Bourbon doble por favor señorita.....-lee mi nombre inscrito en la placa que cuelga en mi pecho- Dara.
-Si señor –salgo de mi ensoñación y preparo la orden, moviéndome ágilmente entre las otras chicas tras la barra.
-¿Qué tal su noche señorita? –pregunta el cliente cuando le entrego su bebida.
-Bastante tranquila –hoy ha habido pocos clientes, rayando en el límite de la soledad.
-Al parecer los lunes no son un buen día para perder el dinero apostando –bebe de su vaso y lo observo, Su mandíbula ancha y cuadrada es bastante varonil, sus ojos son color caramelo, lleva un poco de barba y le sienta asombrosamente bien, posee una belleza poco común.
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AGAIN -hasta los huesos. #wattys2018
Dla nastolatkówDara era una mujer común, con familia común, un empleo común, comprometida con quien creía era el amor de su vida, hasta que una noche todo cambia, se ve sumida en una persecución policíaca a alta velocidad en otro estado, donde la atrapan ebria, si...