introduction

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Hola, mi nombre es Hannah Ayuso. Soy una chica de veinte años con una personalidad muy, ¿fuerte?, se podría decir así. Siempre me dicen que soy muy dura con las personas, pero yo no tengo la culpa de que la humanidad sea así de estúpida.

En mi vida no todo fueron cosas buenas.

Desde que tengo uso de razón mis padres me odiaban y pegaban, les odiaba a muerte. Lo que fue la gota que derramó el vaso fue un día verano.
Llegué a casa después de ir a la piscina con una amiga de la escuela, yo llevaba un pantalón corto, con el que se veían perfectamente mis piernas largas y bronceadas.
Mi padre me estaba mirando mucho, más de lo normal, cuando derrepente me cogió de las muñecas y me empujó contra la pared. Me empezó a besar a la fuerza, mientras yo forcejeaba para librarme de sus garras. No sé como me cargó y me subió a la habitación, me lanzó a la cama y empezó a quitarse la camiseta, para luego quitarmela a mi. En tres segundos ya estaba expuesta a él.

–Oh, niña, como lo voy disfrutar—sus palabras de dejaron traumatizada

–¡¡Por favor, déjeme en paz, no se lo diré a nadie, lo juro!!

Hizo caso omiso a lo que dije y siguió.
Me congelé cuando noté algo en mi entrada. Si, señores y señoras, me penetró sin piedad alguno, no sé cómo a ese monstruo le podía decir papá.
Mamá tampoco era una santa, le ponía continuamente los cuernos a mi padre. Siempre que él no estaba se los traía a casa y me amenaza con pegarme una paliza si le decía algo a mi padre de eso.

Casi siempre, cuando discutían mis padres, como mi madre no sabía como descargar su ira, la descargaba conmigo.

Tengo algunas cicatrices por eso.

Tenía un hermano dos años mayor que yo, que, en un intento de salvarme de una de las peleas de nuestros padres, se puso en medio y le pegaron a él.
Me arrepiento de no haber sido yo porque, a causa de ello, mi hermano murió desangrado por ello y ellos se encargaron de encubrirlo muy bien.
Obviamente me amenazaron con que si decía algo me matarían al instante y lo celebrarían follando encima de mi cadáver.

Joder, ¿algo fuerte para una niña de quince años verdad?

Después de que pasarán los años, cinco en concreto, me fui de esa casa maldita a vivir mi vida, porque, como una buena amiga sabía me dijo, mejor sola que mal acompañada.

Y así me fui a vivir a Corea del sur, Seúl, dónde allí tenía una de las mejores amigas que jamás tuve.


𝘐 𝘥𝘰𝘯'𝘵 𝘭𝘪𝘬𝘦 𝘶;: ʝʝƙ (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora