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En sus ojos estaba el cielo y paisajes que nunca antes había visto

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En sus ojos estaba el cielo y paisajes que nunca antes había visto.

Lo miró una y otra vez, parpadeó tantas veces asegurándose de no estar alucinando. Sus ojos eran azules, tan azules como el cielo que miraba cada mañana, tan azules como el mar de las fotografías que su madre le mostraba. El inocente Harry sonrío, sonrió tanto que sus hoyuelos se marcaron en sus rojizas mejillas.

—¿Tú eres como yo..? —preguntó inocente lleno de esperanza.

—¿Disculpa? No entiendo, y-yo supongo que sí soy como tú, pero más bajito.— rió un poco avergonzado y confuso por la pregunta de aquel desconocido rizado.

—Tú debes ser del cielo, ¿Puedes controlar el agua? ¿Puedes hacer que llueva? Oh por dios, eso sería genial, incluso mejor que mis capacidades. —el castaño no entendía nada, limpió sus lagrimas y miró al rizado con una leve sonrisa. —¡Eres increíble!

—Yo no puedo hacer eso, sólo somos humanos, hacer eso debe ser extraño.— Harry sólo sintió su pecho encogerse ¿él era extraño?

—¿Tú lo crees?— y ahí estaba, sintiéndose como un fenómeno de nuevo, recordando las frías palabras de su padre.

—Si, quiero decir; no, eso sería muy raro pero sin duda debe ser genial, ¿tú que opinas?

—Yo creo que no importa, debemos aceptar lo que somos. Pero-pero, entonces por qué tus ojos son azules...— se acercó para observar los orbes del castaño, ladeando la cabeza esperando una respuesta.

—Es normal, muchas personas los tienen, así como tus ojos son verdes y los míos azules.—retrocedió un paso incómodo por la cercanía de Harry.

—Creí que eran verdes por mis habilidades...—había muchas cosas que aquel inocente rizado no sabía, muchas cosas que su madre no le había mostrado, tenía muchas cosas que explorar.

—¿Habilidades? ¿De qué hablas?— preguntó aún más desconcertado. El rizado tomó en cuenta que las acciones valen más que las palabras; y le mostró.

Tomó un puño de tierra con su mano y con la otra tomó lentamente la mano del ojiazul poniéndola sobre su palma, para después colocar la tierra en la del otro chico. Esperaba la aprobación del castaño para saber si no le incomodaba lo que hacía, pero el parecía no reaccionar, miraba fijamente las acciones de Harry sin parpadear. Con un rápido movimiento el rizado tocó la punta del pequeño montón de tierra y una linda margarita brotó de este en segundos.

Estaba avergonzado por mostrarle y se arrepintió instantáneamente, creía ser fuerte pero volvió a temer de quien era.

—¿Y si cree que quiero lastimarlo? ¿Creerá que no soy más que un fenómeno?

Pero el castaño sonrió alegremente aún perplejo.—Eres, eres... ¡Eso fue increíble! ¿Cómo lo haz hecho? ¿Eso fue magia? — la alegría del chico contagió a Harry de inmediato.— Por cierto soy Louis Tomlinson, ¿Cuál es tu nombre?—se presentó con una sonrisa marcando pequeñas líneas al costado de sus ojos.

—Mi nombre es Harry, y no es magia... creo.— le devolvió la sonrisa y continuó viendo sus ojos. Sus ojos color cielo.—¿Por qué haz estado llorando? — lamentó haber preguntado aquello de una manera tan poco prudente cuando vió la sonrisa de Louis desaparecer de su rostro. —Lo siento, ¿fue malo preguntarlo? En verdad lo lamento.

—No te preocupes, t-tú no sabías.

—¿Necesitas hablarlo? Yo puedo escucharte.—Louis sólo se limitó a verlo devolviéndole una sonrisa cansada. —Está bien si no quieres, lo entiendo.

—¡No!, si,–si quiero Harry. En verdad necesito hacerlo. —suspiró para continuar—Mi madre, acaba de fallecer, estaba muy enferma y no pudo luchar más,—Louis sufría con sólo pensarlo, le dolía saber que aquella persona que más amaba y confiaba en el mundo, ya no estaba ahí para él. —por eso escapé de su funeral; no soportaba estar ahí.

—Oh en serio lo siento, debió sufrir mucho...— se disculpó con sinceridad.

—No te disculpes Harry...— se puso de rodillas para dejar la pequeña margarita en el suelo y Harry lo acompañó tumbándose con él. —Sufren más los que se quedan, que los que se van.

Esas palabras llegaron de golpe a la mente de Harry, recordando a su madre.—Ella estará bien, y tú también. Debemos aprender a dejar ir a los que queremos.

Louis lo entendió.

—¿Y qué hay de ti? ¿Porqué estás aquí solo?—cambió de tema, sabía que era lo mejor para ambos.

—Vivo aquí, esté es mi hogar.— Louis no comprendía, y Harry continuó.— Me abandonaron, por ser un fenómeno, lo que viste no es normal Louis.

—Claro que no lo es Harry, ¡Pero aún así es asombroso!— el menor no evitó soltar una risa inocente— ¿Pero sabes qué? Háblame más de ti, quiero conocerte.

Y así pasaron todo lo que restaba del día, los dos chicos mostraban interés de saber más sobre el otro. Era como sentir fuegos artificiales; rieron, lloraron y todo en sólo un día. Harry le mostró todo de lo que era capaz, desde la manera en que lograba darle vida a un pequeño capullo hasta convertirlo en una exótica flor, y cómo podía llenar aquel lugar de coloridos tulipanes. Louis estaba encantado.

—¿En serio sobreviviste aquí solo? —el sorprendido Louis preguntó, y Harry asintió.— Pero, cómo...

—Ven, te mostraré...—lo tomó de la muñeca alejándose para caminar a un lugar más profundo de aquel campo. Se adentraron a un lugar más escondido, rodeado de árboles, donde estaba una pequeña casa de madera. Era casi imposible creer que el rizado había hecho aquello solo. Louis se quedó sin palabras.

—Harry, tú... ¿Cómo aprendiste a hacer todo esto? ¿No te aburre estar solo? ¿No sufres por hambre?, Dios mío, ¿Hace cuánto no come-

—Oye, tengo todo controlado. No te preocupes, ¿Bien? Yo aprendí gracias a mamá. Y si, este lugar es aburrido, pero aprendí a pasar el tiempo con lo que tengo. Sobre mi alimentación, digamos que no es la mejor, me acostumbre a comer frutos. Hubiese muerto si no fuera por mi habilidad... pero tendría una vida normal si no la tuviera. —bajo la mirada desanimado.

—¿Cómo terminaste solo aquí? ¿Haz estado solo desde pequeño?

—No realmente, mi padre abandonó a mi madre cuando yo sólo tenía 6 años, fue algo que me marcó; pero agradezco todo lo que él me enseñó. En cambio mi madre, ella siempre me demostró su cariño, la mayoría de todo lo que sé, se lo debo a ella.

—¿Y porqué ella se fue? Quién dejaría a un pequeño niño expuesto a los peligros del mundo.

—Sólo recuerdo dormir en sus brazos, y despertar sin ella, dejando sólo una carta...

—Estoy sorprendido, de verdad no entiendo. ¿Cuántos años tienes Harry?

—Apenas 16 años ¿Porq– y Louis lo interrumpió.

—¡Maldición! Eres un niño. —dramatizó poniendo una mano sobre su frente. Seguido de eso sostuvo a Harry por los hombros, y lo miró a los ojos. —Eres capaz de eso y más, nunca dudes de ti.

—¿En serio crees eso? —preguntó hacía el ojiazul, quien sólo asintió como respuesta.— Gracias Louis...

Harry no sabía porque Louis le transmitía tanta confianza.

Louis no sabía porque Harry hizo que se olvidara de todo.

Pero lo abrazó.

2/5
Sky eyes

Nature Boy ❀ l.s Donde viven las historias. Descúbrelo ahora