Lo más grande que aprenderás en la vida, es amar y ser amado.
Dicen que cuando estas con la persona correcta, pierdes la noción del tiempo y te olvidas de todo a tu alrededor. Dicen que nada importa cuando hay un sentimiento de por medio. Dicen que las cosas siempre pasan por algo, y tienen un porqué. Así como el destino te pone a prueba con sus maravillosas jugadas, siendo tan caóticas pero sin alternativa. Tal como el efecto mariposa, una acción por más mínima que sea, puede tener resultados catastróficos.
Confía en ti, en lo que sientas y creas correcto, no tengas miedo de lo que eres y quien eres. Pero toma en cuenta lo que puede afectar a terceras personas, todos pueden sentirlo.
Harry no lo tomó en cuenta.
—¿Qué es este lugar Lou?— dijo mientras entraba a las ruinas llenas de oscuridad, aferrándose al antebrazo del ojiazul sintiéndose protegido. —Es tenebroso y viejo.
Louis rió —Esta parte no es la especial, sólo sígueme y confía.
Harry confiaba ciegamente en Louis, era la única persona que le hacía sentir esa confianza después de su madre. Dejo que el castaño lo llevara hasta aquel lugar, mientras subían por las escaleras que parecían infinitas.
Louis por fin se detuvo y Harry aún a su espalda esperando ver aquello tan especial, logrando solamente ver los ojos de Louis llenos de brillo con una expresión de satisfacciónen en el rostro.—¿Qué pasa Louis?— preguntó esperando una respuesta.
—Ve con tus propios ojos...— lo tomó de la mano para llevarlo hasta afuera. Estaban en una azotea con una vista sorprendente de la ciudad. Las luces parecían estrellas, las personas se veían como diminutas hormigas vagando por la ciudad y los autos se movían de un lado al otro. Harry admirando la maravillosa vista, y Louis... admirando a Harry.
—Esto... es realmente bello. ¡Es como ver el atardecer! Como ver los tulipanes de colores, es tan sorprendente como el mar...— suspiró encantado por lo que veían sus ojos, con una sonrisa tan sincera que podría hechizar a cualquiera.
—Aquí, frente a las estrellas... te prometo que algún día te llevaré a conocer el mar Harry.
—¿Lo prometes?
—Lo prometo.
...
—¡Por dios! Esta nube es deliciosa.
—Se llama algodón de azúcar, — Louis caminaba con Harry por la plaza de la ciudad, amaba ver como el rizado paseaba libremente sin miedo, era algo nuevo. — de verdad tengo que enseñarte muchas cosas. —rió marcando las pequeñas lineas de sus ojos que aparecían cada vez que lo hacía.
—Deberías, me siento muy tonto a veces. —le devolvió la sonrisa a Louis. —Oh no... se terminó mi nube.
—¿Quieres algo más? Oh ya sé que te gustará, —dijo antes de que el rizado pudiera responderle. — y no te muevas de aquí Harry, por favor. — le ordenó amablemente y se alejó.