No sé en qué momento de mi vida dejé de vivir, dejé que todos mis sueños salten por ese precipicio donde el abismo se haría cargo de que nunca volviera a ser feliz.
Estoy destinado a ver miles de vidas y en cada una de ellas sentir esa esencia que nos hace humanos pero no se equivoquen, yo hace tiempo que estoy muerto.
Mi cuerpo no es más que un simple vertedero que la gente utiliza para desahogarse.
Muchas veces pienso en desaparecer y que a nadie le importaría.
Se me hace tierno saber que ya estoy muerto y nadie se dio cuenta.
Tengo pocas razones para ser feliz y cada día quedan menos.
Pronto desapareceré y estoy seguro de que nadie notará mi ausencia.
Seas quien seas que estes leyendo esto te digo que nunca te rindas y de que hagas lo imposible para ser feliz.
El mundo necesita luchadores, los cobardes sobramos.
