II

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Las semanas que siguieron a aquello no fueron mejores, aún me encontraba desorientado caminando sin sentido, aveces simplemente terminaba frente a la habitación donde el descansaba.

Pasadas cada veinticuatro horas la capacidad de los Kunihiro para mantener la calma iba en caída, sus miradas de odio y sus sonrisas se habían transformado en evidente desprecio, que no hacian el menor esfuerzo en ocultar.

"No vuelvas a acercarte"

Me había dicho el peliazul cuando hice labores de campo con el, mientras me alzaba por el cuello y empujandome a la tierra con su músculoso cuerpo, para después sonreír animado a Yuzumaru como si no me viera amenazado con desmantelarme ahí mismo. Solo yo era blanco de su odio y honestamente me lo merecía.

Suspiré mirando una tasa de té en mis manos mientras Kansen doblaba ropa, todos estaban preocupados por el.

- ¿Cuánto va ya?

La pregunta del pelimorado apenas me saco de mis cavilaciones, le mire pero el no hizo lo mismo hace poco había notado que ya nadie me miraba.

- dos meses

Apenas conteste dejando la tasa a un lado y mirando el techo.

- ¿Crees que es mi culpa?
- ...

No respondio ni siquiera sus compañeros respondían y si lo hacian, diciendo no, dudan demasiado en su respuesta.

- lo es...

Incluso yo lo sabia que había Sido causa mia, lo empujó lo hice caer al vacío incluso al pensarlo me sentía molesto conmigo.

- deberías ayudarme

Intento cambiar el tema como si aquello no fuera relevante, pero lo era, necesitaba que alguien me dijera que no había sido culpa mia, que todo había Sido un trágico accidente. Pero sobre todo necesitaba urgentemente verle levantarse.

- todo se calmara- dijo el pelimorado mientras dejaba su trabajo aún lado- cuando el despierte ¿Verdad?

Le quería creer realmente necesitaba creer que así sería pero dentro de mi sabía que aquel error me perseguiria siempre. Después de todo el era mi asistente habíamos estado juntos demasiado tiempo y ahora sin el era tan extraño.

- no es lo mismo en la ciudadela sin escucharle decir "Kane-san"- trato de subir mi ánimo con una sonrisa.

El lo dice mejor, pensé mientras miraba a aquella uchigatana tomar una camisa y doblarla, sabía que lo hacia con buenas intenciones pero yo no necesitaba aquello si no más bien que su ayudante atravesará la puerta y le dijera "Kane-san" con una sonrisa en los labios y sus grandes ojos.

Solo necesitaba eso.

Esa noche como muchas otras no dormí me quedé mirando el techo de mi habitación, pensando en el con su hermosa mirada y su cabello negro, había visto ese cabello y esos ojos por años y años.

Creí que los seguiría viendo por toda la eternidad.

Sin pensarlo y sin querer siempre pensaba en el sonriendo y ayudando a los demás. Pensé en lo lindo de su figura delgada, y luego mis recuerdos se volvieron sombríos cuando vi como su cuerpo inmóvil era llevado por Nagasone hasta un lugar que la antigua espada de Kondo-san considerará seguro, me levanté y vague por mi habitación pensando en su pequeño. mientras gotas de agua escurrían por sus manos, sentía que mi corazón empezaba a latir rápidamente y sentía que en nada tomaría mi espada y cortaria lo primero que tuviera a mi alcance.

Remenber meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora