Remenber me

IV

Dos semanas, tal vez más, no lo sabía en realidad.
El ruido de la ciudadela, las nuevas espadas, las misiones, las tareas.
Nada cambiaba:
Nunca
Era como estar viviendo el mismo dia:
Siempre.

Las demás espadas del shinsengumi seguían estando cerca de Kunihiro, como si nada hubiera pasado, llevándolo de un lado a otro hablando animadamente mientras el apagaba en su interior un gruñído similar al de una bestia con tan solo verse privado de su compañía.
Mirándole reír para otros, siendo cargado por otros.
Otros que no eran el.

- Deja de mirarlo asi- reclamo la espada de Kondo.
- ¿Ha?
- que dejes de mirarlo de esa manera- suspiro- no parpadeas
- ya ha pasado tiempo... Por qué no vas y hablas de nuevo con el
- ...- no pudo decir nada.
- sus hermanos no están aquí

No lo había notado, solo estaban ellos en esa habitación, miro largamente a aquel de cabellos negros y dorados.

- Yamabushi está en una misión, Yamanbagiri está haciendo labores en el campo con Ookurikara.
- ...

Nuevamente le era imposible decir algo, se levanto como si algo tirará de el y camino a paso firme hacia el más pequeño que miraba como Kashuu pintaba sus uñas de un color azul.

- Kunihiro- le llamo, sus ojos se encontraron y se vio obligado a apretar los puños.

El silencio se volvió en su contra en espera de que alguien dijera algo, pues el no sabía que decir, todo se había desvanecido en su cabeza dejándole en ridículo.

- Izuminokami-san- finalmente sus pequeños labios dejaron escapar esas palabras, que el le llamara así era nefasto pero al menos le hacia sentir un poco más relajado.
- yo... Lo siento, lo de la última vez.
- no te preocupes- dijo mirandole- debería recordarlo pero no puedo hacerlo

Le miro con una expresión tranquila.

- se parece tanto a Hijikata-san... Pero yo no...

Bajo la mirada unos segundos y el sintió un nudo en su garganta.

- yo no puedo- se le veía confundido- por más que lo intento no hay nada en mi cabeza...

Apretó los puños hasta que sus nudillos se volvieron blancos.

Se notaba que sufrías.
No deseaba verte de esa manera.

Se arrodilló a su lado, quedando a su altura para sostener esos pequeños puños.

- no es tu culpa- le sonrió para tranquilizarlo aún que su cabeza estaba hecha un laberinto de ideas sin sentido.

Los enormes ojos le miraron y sintió que se perderia ante la claridad de ese mar, era asfixiante permanecer de aquella forma, apretó un poco más su mano entre las suyas. Su tacto era suave y cálido tan acogedor.

- yo cause esto

Todo a su alrededor parecía desvanecerse ante ellos: no existía más que ambos y el suelo que pisaban. Los sonidos y las voces se apagaban simultáneamente.
Todo dejo de importar su antiguo amo y su amo actual.

Solo
Nosotros

Podía sentir el calor de su respiración chocar contra su rostro, se obligó a soltarle ordenando como podía sus pensamientos.
Abriendo los labios en varias ocasiones sin encontrar palabras coherentes.

-  ¿Yamabushi y Yamanbagiri no están?

Sabía la repuesta pero igual se alegró al verle negar con la cabeza.