Capítulo 6: Confession

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«Está bien, cariño», repetía una y otra vez Doyoung. Su camisa estaba empapada por el llanto del peliplateado, el pelinegro abrazaba con fuerza al menor, intentando darle un poco de consuelo. «Oh mi pequeño bebé, no llores por favor». Acarició su cabello.

El peliplateado se aferraba a Doyoung como si éste fuera el aire que necesitan sus pulmones. «Lo arruiné, Dongs. Nunca quise lastimarte».

El corazón de Doyoung se estremeció. Diablos, claro que estaba herido. Pero debía ser sincero, ya no sentía lo mismo por Taeyong y, por un demonio, jamás pudo corresponder con la misma cantidad de amor al pelirrojo.

Ten y Taeyong siempre habían sido inseparables, pegajosos y totalmente dependientes uno del otro, y maldita sea, siempre notó la forma en que Ten miraba al pelirrojo, y realmente se odia por no poder detener a Taeyong cuando lo besó por primera vez. Siempre supo que estaba mal, y ahora lo confirmaba.

«Ten, cariño, sólo quiero que seas feliz», Doyoung besó la frente de su hermano. «De todas formas, lo tuyo con Tae siempre ha sido especial, yo era el que no encajaba».













Jaehyun realmente es genial, pensó el pelinegro. Las largas caminatas por el bosque junto al castaño le hacían ver la gran persona que era y el hermoso corazón que poseía. Hablaban todo el tiempo, de cualquier cosa, a ambos le interesaba cada maldita estupidez que saliera de la boca del contrario. Jaehyun le habló sobre los lobos, sus costumbres, sus fortalezas y debilidades, y el pelinegro hizo lo mismo.

Pero nada se comparó a aquel día, cuando Jaehyun le mostró su forma de lobo. La primera vez que lo vio de esa forma no pudo prestar atención a los detalles. El imponente lobo tenía un pelaje malditamente hermoso y suave, era blanco como la nieve, el mayor no podía esperar a verlo cuando llegara el invierno. Jaehyun poseía unos ojos rojo intenso cuando se transformaba, al pelinegro realmente lo atravesó un escalofrío cuando los miró fijamente. Ese día, corrieron juntos por el bosque, entre risas y jadeos, Doyoung dejó que su corazón se llenara de felicidad.

Tal vez habían compartido tanto, que por esto ambos se encontraban en un cómodo silencio. Doyoung no lo entendía, no entendía por qué la compañía de aquel lobo le hacía sentir tranquilo y seguro. De alguna forma inusual, el castaño se había ganado su confianza.

«Sigueme, hay algo que quiero mostrarte». El castaño, sin objeción alguna, acató la orden.

Doyoung lo guió hasta un lugar muy alejado de sus territorios, quería preguntarle si era seguro, pero sabía que el pelinegro no se arriesgaria. La espalda del mayor era tan estrecha, podía notar los músculos bajo aquella camisa negra que se pegaba con totalidad a su torso. El negro pantalón corto dejaba ver sus blanquecinas piernas, por todo lo maravilloso del mundo, Jaehyun quería besar esos hermosos muslos.

Jaehyun chocó contra la espalda del mayor cuando éste se detuvo, quedó impresionado. Doyoung lo había llevado a un claro, la luz entraba en el lugar dándole un aire majestuoso, en medio había un pequeño lago de aguas cristalinas que reflejaban los frondosos árboles que rodeaban el lugar.

«Doyoung, éste lugar es asombroso», murmuró Jaehyun, tomando con su mano la cadera de Doyoung.

«Si, claro que lo es». El tono del pelinegro era extraño. «Aquí venía cuando necesitaba estar solo, ha pasado tiempo desde la última vez». Doyoung se dirigió hacia el centro del claro, su cuerpo cayendo en el verdoso pasto. «Ven junto a mi».

Sin rechistar, Jaehyun dirigió sus pasos hacia el pelinegro. No iba a mentir, ahí recostado, en medio de las flores y la hierba, Doyoung fácilmente era lo más hermoso que había visto alguna vez. Su blanquecina piel era digna de marcar.

Let's Hurt. «NCT/JaeDo» Donde viven las historias. Descúbrelo ahora