Sam la había cagado.Ni siquiera tenía que preguntarle para saber que era su idea. No había forma, en mil o en millones de años, de que Nathan apareciera en la camioneta por obra del universo. Mi mejor amiga había movido sus hilos.
Usualmente, ella y John se aparecían en mi casa para festejar mi cumpleaños junto a mi madre, y por la noche salíamos los tres. Pero este año, debido a unas protestas contra el racismo, mi madre había quedado atrapada en Boston. No podía negar que aquel hecho me había desmotivado a planear cualquier celebración asequible, pero no había sido siquiera necesario.
Instalarnos en la cabaña del bosque de la familia Davis había sido un plan que ella había configurado en menos de una hora. Sus padres eran casi parte de mi familia, y luego de que supieran cuál era la situación, no dudaron en ofrecernos pasar unos días allí.
Sabía que mi madre estaba carcomida por la culpa, así que tampoco supuso un gran problema convencerla, siempre y cuando me adelantara a terminar todas las tareas asignadas en una semana
Pero, hasta donde yo sabía, el plan solo nos incluía a los tres. Y a sus padres. No tenía idea de que el rubio se viera involucrado hasta el miércoles al mediodía, cuando pasaron a recogerme. Miles, el señor Davis, estaba guardando mi maleta en la cajuela mientras yo me adelantaba a subir al vehículo, cuando me detuve en la puerta. Completamente estupefacta.
Nathan me miraba sonriendo, ligeramente inseguro. O al menos eso creía. No estaba segura de ello, verlo dudar de sus acciones era extraño.
Aunque todas las circunstancias que nos acercaban lo eran.
-Hola -saludó, alertando a Olivia, la última integrante de la familia, la cual me sonrió amablemente. Intenté devolverle el gesto, sintiendo mis ojos ligeramente desorbitados.
Di un paso para subir, inmediatamente encontrándome el rostro de Sam. Y con solo verla pude deducir que ella en absoluto se estaba arrepintiendo de haberlo hecho.
-Tú y yo vamos a hablar -le susurré, con una mirada mortal.
Rápidamente se acurrucó más contra John, quien dormía apoyado en la ventana. Ni siquiera se había removido por mi presencia.
No me quedó más remedio que sentarme junto a Nathan. Ambos en un ambiente ligeramente tenso.
-No tenías idea sobre esto, ¿Verdad? -me susurró por bajo.
Negué con la cabeza -Nop. Sam te convenció, ¿Cierto?
Él asintió, al mismo tiempo que Miles volvía a la camioneta. Pude vislumbrar una pequeña sonrisa asomarse en sus labios. Y me encontré deseando descifrar sus pensamientos.
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Jugando a Ser Enemigos
Teen FictionAmbos viven vidas distintas, caminos separados. Cualquiera que viera a Nathan y Erica de lejos pensaría que no se conocen, y quien los conociera creería que planean verse muertos el uno al otro, pero solo los dos saben que no hay forma de evitar aca...