Sonrisas y helado.

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   ¡Santas partículas Pym!

   Necesitaba una cámara, por Dios (O tal vez un Vengador que le fuera a socorrer por esa sorpresa dentro del recinto). Bueno, volviendo a lo de necesitar urgentemente una cámara; Scott no era muy fanboy de nada, a veces le gustaba lucrar un poco con lo que conocía de los Vengadores, o molestar a Sam y Clint de forma constante en su forma diminuta.

   Y sí, tal vez fue un poco fanboy en su interior cuando venció a Sam en el mismísimo recinto de los Vengadores.

   ¡Pero el nunca había conocido a personas que dieran tanto miedo y lucieran tan genial al mismo tiempo! (bueno, a excepción de Hope).

   Y no negaría que tal vez los visitantes del espacio podrían hacerse de renombre en la tierra, y porqué no, tal vez vender mercancia de ellos sea algo bueno.

   Podría darle algo a Cassie con ese dinero, y tal vez tener un nuevo sillón en el departamento de Luis.

—Entonces, ¿ustedes son?

   Scott preguntó de la mejor forma que pudo, ocultando sus planes exprés tras sus acciones. Se quitó el casco y alzó una ceja sonriendo.

   De todos los nuevos rostros, unos más raros que otros, el único que llevaba una máscara se la quitó, dejando ver un rostro atractivo de alguien que si parecía humano.

—Somos los Guardianes de la Galaxia, y necesitamos un descanso —comenzó a hablar el hombre que se había quitado la máscara —. Y mi compañero Rocket estrelló nuestra nave en su patio —El rubio indicó al mapache que tenía cara de golpear a cualquiera que le mirase. Gruño en el momento en el que el rubio-si-humano le indico.

—Y ahora resulta que es mi culpa que Quill sea idiota y tenga dos manos izquierdas como para no sabes pilotar una nave —soltó el mapache nombrado Rocket.

—Yo soy Groot.

—Lo que sea, Groot no le des la razón —refunfuño el rubio hacía el tronco.

   Scott los seguía mirando, y tal vez la mejor opción era el de llamar a sus compañeros. Aunque seguramente varios debían de estar en camino debido a que era demasiado notoria una nave estrellada en el recinto de los Vengadores.

—Oigan, chicos, no es por interrumpir su pelea. Pero creo que deberían asegurar que su nave no vaya por ahi arruinando jardines ajenos. Creo que a Stark no le gustará nada que arruinen sus petunias antiestrés.

   Lang escuchó por el intercomunicador que los Vengadores se conectaban para preguntar qué estaba sucediendo en el jardín del lugar.

   El "¡¿Quién diablos arruinó mi jardín?!" de Stark fue el más fuerte que escuchó, seguido del "Yo no fui" de Thor.

—No es como si hubiese planeado que la existencia de Quill —respondió Rocket a lo anterior dicho por Scott.

—Ya cierra la boca Rocket. Como te seguía diciendo, solo tomaremos un descanso hasta reparar la nave, nisiquiera se darán cuenta de que estamos acá.

   El rubio sonrió de la mejor forma que pudo y Scott creyó que se veía bastante lindo de esa forma.

   Todos escucharon un vidrio impactar de forma sorpresiva contra el suelo. Scott cerró los ojos, se dio vuelta, los abrió y vio al hombre grande con tatuajes al lado de una de las figuras favoritas de vidrio de Banner en el suelo.

—Drax —suspiró frustrado el hombre rubio —. ¿Qué se supone que estás haciendo?

—Yo no hice nada. Este animal de cristal demoniaco se cayó sólo.

Cheap Comoediis || One-Shot's StarAntDonde viven las historias. Descúbrelo ahora