Capítulo 1.

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Capítulo 1. 《¿Por qué no?》

Por fin llego a la clase de Física; creía que iba a llegar tarde. He corrido demasiado y mi pecho empieza a quedarse sin oxígeno, pues tengo que tomar una gran cantidad de aire con mis pulomes; tengo que respirar profundamente.

Y todo por culpa de Louis. Él, en cierto modo, es realmente un idiota.

Explico el por qué:

Hace una hora -en la hora libre de Matemáticas-, Louis y yo empezamos a hablar de nuestras cosas. Él se coló, prácticamente, en mi clase. Llevaba mucho tiempo sin hablar con él. Y al muy imbécil no se le ocurre preguntarme otra cosa que qué tal con mi novia.

Novia.

Me había preguntado por mi chica.

Y es que lo peor es que Tomlinson sabía que no tenía. Él lo sabía todo. Pero, aún así, me lo cuestionaba.

Yo le dije, claramente, que no estaba con nadie. Y creo que comprendió que yo no quería saber nada más de eso. De chicas. Porque Louis es tonto, pero en el fondo parece entender que me cuesta hablar de todo esto. Me es muy incómodo -y más cuando te das cuenta de que eres el único de tus amigos sin una tía a su lado-.

Así que Louis y su gran personalidad de Soy-el-mejor-amigo-de-todos, me dijo que tenía una idea. Y, yo como buen colega que soy, le dije que no me ayudara.

Más bien se lo rogué, porque Louis no es el que mejor ideas tiene. Me acuerdo de esa vez que nuestro amigo Dan necesitaba ayuda para ir a una fiesta. El pobre terminó en la cárcel y con los pantalones mordidos por el perro del Sr. Dicks. Prefiero no entrar en detalles. Fue tramático. ¡Ugh!

Simplemente los planes de Louis nunca -o casi nunca- funcionan. Pero yo no le quise decir nada de eso por que a) Louis es mi mejor amigo y b) no quería que se entristeciera. Él es muy melodramático.

El caso es que me dijo que buscase en mi mochila alguna hoja libre y un bolígrafo.

Saqué mi azul y un papel sucio de la libreta de Francés, de todos modos no tomaba apuntes de esa asignatura, tan solo prestaba atención a las clases, las cuales, por cierto, eran un aburrimiento.

Quise escribir yo en ellas, por lo que le pregunté qué hacer. Pero me las quitó y dijo que cuando acabase el instituto me las daría.

Y... pues aquí estoy. Intentando recobrar el aire.

Llego con pasos ruidosos y jadeando a mi asiento. El que se encuentra cerca de todas las chicas de mi clase.

Por delante tengo a Hannah y a mi derecha a su hermana gemela, Julie. Detrás de mí está Lucy y a mi izquierda se encuentra Angie.

¿Casualidad? No lo creo...

El profesor quiere hacerme sentir más torpe con las mujeres de lo que soy...

¿¡Por qué este jodido mundo me detesta!? ¿¡Qué he hecho para merecer esto!? ¡Si yo ayudo a mamá a hacer la compra! ¡Incluso hago la cama, y eso no lo hace Louis!

* * * * * * *

Veo como Julie y Hannah cuchichean sobre algo.

Quizá sobre mí. No sé.

Se les nota muy alegres... Vale, ya no hablan de mí...

A falta de quince minutos para que acabe la clase y por fin podamos salir de aquí, tocan la viejísimia puerta de madera. Necesitan comprar otra, si quieren yo les dejo el dinero...

Sally se levanta a los pocos segundos de que el Sr. Parks le haya dicho que la abriese.

Por esa antigüedad de pórtico, entra un chico sudando y tan agitado como yo estaba antes de entrer en clase. Se nota la ansiedad porque posa sus manos en las rodillas dando a entender que necesita un momento de relajación, adoptando así una posición en la que es le ve perfectamente la cabellera despeinada castaña.

O eso creo, todo suena muy bonito cuando lo digo, ¿no?

Sólo espero dos segundos para darme cuenta de quién es.

Es Louis, lógicamente.

Escucho a las gemelas reírse más de lo que estaban antes. Son demasido cotillas.

Al ver a Louis en apoyado en la puerta todavía jadeando, el profesor pregunta:

—Tomlinson, ¿qué le ha pasado?

Cosa a la que Louis responde tranquilamente y con su alegría. Aunque sigue abatido.

— Edward —y consigue que el maestro haga una mueca de asco al ver que le ha llamado por su nombre de pila— necesito que Liam Payne venga conmigo un momento. La directora le llama. Es muy urgente.

—¿Quién es el señorito que usted me dice?

Y ahí me doy cuenta de que todos estos años que pasé en su clase no han servido para nada; no se sabe ni mi nombre. Aunque mi apellido tampoco, me confunde con Princeton, pues Dan va destrás mía. Sí, el Dan de la idea fenomenal de Louis.

Como veo la cara de aturdido que tiene el Sr. Parks -yo si me he aprendido tu apellido, cabroncete-, levanto mi mano derecha a la vez que digo un poco audible "yo".

Él hace un gesto con la cabeza dando a entender que sabía quién era. Osea, hace un gesto de afirmación. Al ver esa gesticulación, Louis sonríe, enseñando así sus dientes blancos que hacen suspirar a las gemelas.

¡Oh, vamos! ¡Sabemos que Louis es guapo, pero yo también estoy aquí, chicas! Si lo viéseis por la mañana con las sábanas pegadas en la cara no haríais lo mismo... ¡Seguro!

—Entonces... ¿vas a dejar que me lleve a Liam un momento, Edward?— otra vez la mueca.

—Sr. —hace una pausa para preguntarme el apellido. Yo le digo Payne en voz muy alta... ¡Ups, lo siento, cabroncete!— Payne, recoja sus cosas. Váyase con Tomlinson -mira a Louis con car de asco por última vez y me deja salir junto a mi amigo.

—No me ha llamado la directora, lo sé —digo riéndome levemente porque él mira hacia atrás -al aula de 'cabroncete'- y hace el gesto que hacía el Sr. Parks cuando decía "Edward".

Louis chasquea su lengua dando a entender que no he sido tan tonto como él creía.

—Me has pillado, querido Liam... ¡Ahora no podrás seguir vivo! —y pone una sonrisa "diabólica", aunque sólo consigue hacerme reír. No le sale nada bien. Me da pena, el pobre...

—Louis, ¿qué te pasa en la mente —me río más, haciendo que él suelte una carcajada mayor. Entonces sale la profesora de Inglés y nos manda a callar. Louis le regala un puchero a la vez que yo pongo la cabeza gacha. Cuando se va, mi amigo empieza a hacer un gesto obsceno con su dedo corazón de la mano derecha. No podría tener un mejor amigo más estúpido que él.

Bajamos las escaleras hasta la entrada principal. Decimos al profesor de guardia que Louis se ha hecho una pequeña fractura en su pierna jugando al fútbol y que por favor le deje ir a casa acompañado por mí ya que no puede andar. Para que parezca más real, cada vez que el profesor le toca el gemelo, él pone una mueca. Una muy parecida a la de cabroncete. Si ya decía yo que a Louis le iba el drama...

* * * * * * * * * *

La calle está llena de gente. Transita mucha. Y Louis y yo decidimos ir a la cafetería cerca del instituto para hablar de lo que me tiene que decir. Porque es obvio que algo me debe decir, ¿no?

—Hey, ¿qué me tenías que decir? —intento sonar lo menos cotilla posible. ¿Lo he conseguido?

—Espera, que voy a pedir mi capuccino —y la camarera vino para pedirnos nuestros pedidos. Louis pide su amado capuccino y yo una Coca-Cola.

—He pensado que es lo que te pasa con las chicas— me sorprendro un poco y pego un leve respingo. Podría haberle tirado el refresco en la cara... ¡Como en las películas! A mí me encantam esas películas de comedias en las que escupen a la gente sin venir a cuento... Eso le vendría bien para que no esté tan centrado en sí mismo, porque Lou...

—¡Liam! ¡Te lo estaba contando!

—¿Lo siento?

—A ver, que sé lo que te pasa con las chicas. Mira, yo normalmente tengo un prototipo. ¿Por qué no hacemos una lista para buscar a tu chica ideal?

En busca de mi princesa azul. {fanfic Liam}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora