Capítulo 23

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El entrenamiento de Sting finalmente terminó, Rogue tenía unas inmensas ganas de llegar a su casa. Bajó junto a las chicas a recoger el material y observó a Sting dirigiéndose entre bromas hacia los vestuarios. Sonrió tranquilo, ya habían pasado cuatro días desde aquella madrugada y Sting tenía mucho mejor aspecto que aquel día. No había comentado nada sobre el tema y Rogue supo que simplemente debía esperar a que el rubio se sintiera con fuerzas para soltarlo todo.

-¡Rogue!-Sting apareció perfectamente limpio y aseado. Se abalanzó sobre el pelinegro y besó su mejilla-. Venga, vámonos. Quiero dar un paseo contigo-sonrió el rubio. Tenía el pelo aún húmedo de la ducha y llevaba colgada la mochila con el uniforme del equipo en su interior.

-Es muy tarde para un paseo, recuerda que mi padre me quiere en casa temprano.-Sting se quedó pensativo aun sin separarse del pelinegro que había tenido que detener su acción.

-Por una vez no creo que pase nada, ¿no?

-Cómo se nota que no es a ti a quien castigan...

-Cómo se nota que no es a ti a quien su yerno odia... -imitó en forma de burla Sting sonriendo-. Venga-rogó Sting, alargando todo lo que pudo la palabra-. Por fis, no volveré a pedirte nada más .

-¿Sabes? Las mentiras se suponen que tienen que parecerse a la verdad.-Sting hizó un puchero, juntando su mejilla con la del pelinegro. Sting separó sus labios, dispuesto a tratar de convencer al pelinegro, pero su móvil sonó. Se separó, mirando el teléfono y descolgando la llamada.

-Espera un momento-indicó alejándose levemente con una sonrisa. Rogue continuó recogiendo, sin perder realmente de vista a Sting. El rubio se vio levemente preocupado unos instantes, antes de sonreír y, tras unas palabras, cortar la llamada.

-¿Quién era?-prenguntó con curiosidad, Sting simplemente negó.

-Nadie importante.-Sting se agachó, ayudando a recoger el material junto a Rogue para poder retirarse antes-. ¿Vamos a dar una vuelta? Porfa, di que sí, un paseo corto.-Rogue suspiró y Sting sonrió sabiendo que había ganado.

...

Rogue no dijo nada, a pesar de extrañarle, cuando Sting detuvo la moto en un descampado. Estaba cercano a su hogar en vehículo, pero andando estaría perdido. Rogue bajó cuando Sting lo hizo, entregando al rubio su casco y observando cómo lo guardaba.

-Ha llegado el día de enseñarte a usar la moto-indicó, una sonrisa en sus labios. Rogue enarcó una ceja.

-¿Otra vez con eso?-Sting asintió y Rogue, sabiendo que no podían tardar demasiado, decidió no discutir-. De acuerdo, pero sube detrás para ayudarme.-Sting aplaudió mientras Rogue se posicionaba en el asiento.

-Recuerda, la mano derecha se encarga de acelerar y frenar la rueda delantera, la izquierda frena la trasera.-Sting se posicionó ras él, las manos suaves del rubio posándose sobre las de Rogue. Apretó con suavidad llevando el puño hacia atrás, la moto comenzó a moverse con cierta le lentitud-. Sube un poco la velocidad-añadió, separando sus manos para darle total control a Rogue.

Rogue podía sentir el aire fresco del atardecer sobre su rostro, la velocidad a la que iban le permitía disfrutar del viento que movía su cabello sin ninguna clase de molestia. Tenía cierto miedo a estropear aquella moto, a hacer algo equivocado y dañarla de alguna manera, pero Sting estaba detrás de él, y eso le inspiraba cierta confianza.

Rogue frenó con gran lentitud cuando diferenció de entre el ruido de la moto su movil sonando. Sacó el móvil de su bolsillo y vio el nombre de su padre marcando su sentencia. Contestó sin dudar, teniendo una excusa planeada desde hacía tiempo.

Our happy ending [Stingue]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora