Pasamos más tiempo pensando en lo que no tenemos que en lo que sí, acomodados sin saber si es mejor seguir o experimentar, por miedo.
Nos da miedo levantarnos un día y hacer algo que nunca haríamos, aunque las ganas estén presentes.
Esa es otra, las ganas, esas que tanto ocultamos con tal de mantener ese orgullo que queremos aparentar, porque las apariencias cariño, son lo único que importan en esta sociedad.
Es indiferente tu forma de ser, tu verdadera intención, mientras que cumplas la apariencia que tu mismo te has impuesto, que tu mismo deseas tener, y la cual tienes que mantener a toda cosa.
Porque las apariencias engañan, sí, y engañan mucho.
Siente orgullo por conocer a alguien más allá de estas, a ver si lo consigues.
Sin las apariencias uno se siente desnudo, y ¿para qué mostrarle al mundo una faceta en la que te pueden hacer daño? Es mas fácil escudarte, e intentar que nadie te descubra.
Pero llegará un momento, más pronto que tarde, en el que lo cambiarías todo, por ser capaz de mostrarte como eres, de quitarte esa careta que ya te quema en la piel.
Esa fachada duele tanto que se te olvida, se te olvida como eres, y cuando intentes mostrarte no podrás, ya no serás quien eras, y pocas personas verán a través de las quemaduras que tu mismo pusiste.
Enhorabuena, de esta manera encontrarás lo que buscas.