VIII

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Y esos ojitos color almendra, oscuros, con mil recuerdos memorizados,
a los que yo, con los míos celestes miro con orgullo;
orgullo de lo que hemos creado,
lo que nadie creía posible.

Convertimos dos mentes débiles
en la combinación más explosiva que pudimos.
Sin miedo de quemarnos,
porque nos habíamos convertido en una sola.

La falta de fe de unos nos llevó a buscar el corazón visionario de otros,
y lo conseguimos sin problema.
Una meta, alcanzada en su plenitud;
una visión, que nos llevó donde nunca imaginaríamos.

Llevamos 9 meses separadas,
pero sé que en cuanto volvamos a ser una
nada habrá cambiado.
Nos reconocemos,
y esa conexión es imposible de perder.

Déjala que baileDonde viven las historias. Descúbrelo ahora