Un tropiezo. Un comienzo

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- Siento lo del capitulo anterior. No tenia planeada perfectamente la historia así que después de meditar decidi eliminar esa parte. Así que tuve que cambiar tambien la descripcion de la historia . Y bueno, ahorra si ¡ La historia ! -



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Me levante ya tarde, como era de costumbre, estaba segura que tendría los pelos alborotados y lo comprobé al verme en el gran espejo de mi baño. Gracias al trabajo de Papá no nos faltaba nada, casi nos podríamos catalogar millonarios, pero solo somos gente con una economía buena , como dice mamá, o ricos , como lo digo yo - Mi padre es ingeniero, Gerente de Operaciones  para ser exactos - . El baño era blanco y algo grande, tenía una ducha con varias regaderas las cuales hacen que caiga agua por todas partes, en una esquina había una mesita donde tenía maquillaje, cosas para el pelo, peines, y lo que necesario que un baño debe tener. Un  lava-manos  en una esquina del cuarto  y arriba,  un gran espejo con unas luces al estilo americano.

Me comencé a cepillar el pelo tratando de desenredar un nudo que se me había hecho por la parte de atrás, Termine cortándome un mechón de pelo. Me limpie la cara con el jabón especial para las espinias , no es que tuviera muchas pero era mejor prevenir que lamentar. Me limpie los dientes sin ganas y salí de mi habitación. Era grande y espaciosa. Mi madre quería pintarla de un blanco hueso pero yo opte por pintarla con un tipo de lila que se acercaba al lavanda,  y un diseño de líneas del mismo tono pero más claro. Mi cama era algo grande, pero por alguna extraña razón siempre me caía de esta. Me vestí con el mismo uniforme de diario, una falda con cuadricula azul y verde y una camisa polo blanca con el signo del colegio, había perdido mi suéter hace ya 2 meses pero nunca se lo dije a mi mama, ¡Tremendo sermón me daría! .

Salí de mi habitación y camine a lo largo del pasillo sin mucha prisa, ir al colegio no es una de mis prioridades.

Estaba a unos pasos de doblar hacia la escalera cuando me di cuenta de la hora y de que ya iba tarde, apresure el paso y justo cuando estaba doblando para llegar a la escalera que conducía al primer piso ¡Paff!. Una puerta se abre de la nada haciendo que retrocedieran unos pasos para después caer de espaldas, estoy segura que después de ese golpe me queda un tremendo chinchón  en medio de la cara.

- ¡Pareces un unicornio  con tremendo cuerno que tienes! - Era mi hermano menor, Mathew, daré gracias a Dios cuando madure y tenga algo de respeto hacia sus mayores.

- ¡Menudo idiota el que eres! ¡Haber si te da tanta gracia cuando te atrape! - Dije molesta mientras me erguia para después posar mi mano en mi frente para comprobar si era tan grande. Y sí que lo era, no podría afirmarlo perfectamente pero apostaría a que estaría morado.

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