✧﹔2doc Week 2018

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Cyborg 2D AU

Todo era difuso, abstracto, nubloso. Nada poseía un sentido razonable y mucho menos concreto, con un destino definido y la disposición de llegar hasta él. Absolutamente todo fue así para el ahora solitario bajista. Aquella insolación se había incorporado como si fuera un estado vital de su organismo, como si su única función en la vida fuera estar en soledad.

Su banda se separó nuevamente, los integrantes de Gorillaz se disolvieron en los años, por distintos y confusos caminos que desconocían mutuamente. No podía evitar sentir la culpa recayendo sobre él, y volviéndose un peso cada vez más difícil de llevar con las pocas fuerzas que tenía.

Pero Murdoc Niccals era Murdoc Niccals, y debía seguir adelante.
De hecho, así lo hizo, siguió su camino. El satanista, como medicina de su desamparo, terminó “reconstruyendo” lo que había destruido en mil pedazos. Pero no de una manera tan efectiva y sana. Los objetivos ya no eran los mismos, tal vez ni siquiera los había, sólo una orden mayor subconsciente lo obligaba a avanzar.

Un sentimiento de dolor allanaba su interior, siempre estaba ahí. Terminando de devorar aquellas partes que no llegaban a sentirlo, que lo ignoraban. La angustia palpitaba en su cuerpo.

“No puedes reemplazar al cantante”, dijo una vez. Sin embargo desconoció aquella frase, de la que tanto se aferraba en el pasado. No le quedaba opción.

No quería unir la banda. Quería compañía.

Tuvo que reemplazarlo.

Alguien debía colmar el vacío enorme que sentía, con el que vivía constantemente.

Y ese alguien era 2D, un 2D de metal, artificial, que no podía sentir.

Sus intenciones no fueron esas desde un principio, pero luego de la abastecedora búsqueda, que terminó sin resultados positivos, no quiso seguir intentando. Se rindió, pero fue por otro camino que no incluyera al peliazul de carne y hueso. Él decidió cortar todo tipo de lazos existentes, y Murdoc aceptó eso.

Por lo menos con él, ya que ahora había ingeniado una máquina con la que volvería a retomar su vínculo.

Su más interesante y nuevo proyecto estaba a punto de ser concluido, llevaba meses completos trabajando en la programación y construcción de un preciado robot, un robot que lo ayudaría, quizá, a sanar su estado, o empeorarlo, un robot que lo ayudaría a salir de ese agujero oscuro en el que se había caído hasta el fondo. Puso tanto empeño y esfuerzo en él, que hasta le asombró su determinación a terminarlo con todas las perfectas y mejores condiciones.

Pestañeaba lentamente, trabajando un poco distraído en el tramo final para alcanzar la meta, sus párpados se cerraban con pesadez, a veces dejándolos reposar por más tiempo que el necesario. Estaba tan cansado. Anhelaba tanto acabar de una buena vez, incluso aunque sabía que nada de lo que hacía era bueno.

—Qué egoísta eres, Murdoc —habló con un tono molesto, dirigiéndose a sí mismo.

Había tomado la costumbre de hablar solo de vez en cuando. Mas no lo hacía por motivos que incluyan a la locura apoderándose de su cabeza. Se quería recordar y remarcar todo lo que hizo, antes, en el pasado, y ahora, en ese triste presente que estaba formando.

Su ceño nunca dejó de estar fruncido, mostrando infelicidad, además de los desganados gestos que hacía cuando realizaba cualquier tipo de actividad.
Sintió un cosquilleo en su pecho cuando se levantó del suelo, subiéndose la máscara de solar, y retrocedió sobre sus pasos, para tener una mejor vista de su “obra de arte”, según él.