Prologo

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El sonido del carruaje sobre las calles de piedra trataba de pasar desapercibido en la oscuridad de la noche. La princesa había salido a escondidas de sus aposentos para encontrarse con un joven del pueblo ¿Una escapada romántica tal ves? O ¿Un simple encuentro amistoso? Extrañamente no es ninguna de las dos razones anteriores.

Se colocó bajo la sombra de la capucha para no ser reconocida, esa noche era muy importante para ella. No se podía creer lo que había descubierto o lo que le habían escondido por tanto tiempo. Esa noche tenía una misión, y era simple pero riesgosa: Sacarlo de la miseria.

Basto con dos fuertes golpes en la puerta para la atendieran de inmediato.

- ¿Qué quieres? - Interrogó una voz gruesa y masculina desde la luz del interior. Levantó la mirada y miró fijamente aquel hombre. Los ojos de este se abrieron con asombro y sin decir nada se apartó para que la señorita de afuera pasara- Prin....

- ¿Nataniel? - Le interrumpió. El hombre le miró con curiosidad antes de señalar el camino escaleras arriba. La muchacha sin perder tiempo las subió y quedó frente a frente de una puerta. No se molestó en tocar, los modales los había dejado en el castillo.

Un joven de cabellos azabaches y mirada de zafiro miraba tan perdido por la ventana que no se percató de la presencia de la joven.

-Nataniel- Le llamó. Se giró con asombro, pues le había asustado. No se había dado cuenta de cuando había entrado a su habitación.

- ¿Quién eres tú? Y ¿Qué haces aquí? - Fruncía el ceño con cada palabra que salía de su boca. Una capa cubría su cuerpo y una capucha su rostro, su vos nunca la había escuchado antes, pero, aun así, sentía, muy adentro de si, que la había visto antes, pero no lograba recordar...donde.

La chica la miraba expectante. Sus ojos estaban viendo un espejo, un reflejo, un reflejo de ella misma. Eran demasiado parecidos. Eran sus versiones en hombre y mujer. Los mismos ojos, piel pálida y cabello como el carbón. Se acercó a él y este se tensó el instante. Solo se miraban a los ojos y él mismo, se dio cuenta de que sus ojos eran iguales. Ella le tomó del rostro y la capucha calló dejando ver el rostro de una hermosa joven de labios carmín y facciones tan delicadas como femeninas.

-Te voy a sacar de aquí, Nataniel.

- ¿Quién eres?

-Soy...soy tu hermana, Nataniel, soy tu hermana gemela.


GemelosWhere stories live. Discover now