Gemelos

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1 año después....

Todos los aldeanos se amontonaban alrededor para ver que estaba pasando. El carruaje real estaba en frente de la taberna del pueblo. Las personas cuchicheaban sobre la situación sin entender que estaba pasando. Todos hicieron silencio cuando la puerta de la taberna se abrió de ella salió el joven Nataniel. Un muchacho que había vivido toda su vida en el pueblo trabajando de mesero en el pueblo, pero además de eso, todos lo conocían como un joven culto e inteligente, con una gran astucia y habilidad para la espada y la caza, y como no, para las damas era simplemente el hombre perfecto. Del carruaje bajó un hombrecillo de baja estatura y un gran bigote francés.

Se subió sobre una pequeña banqueta y sacó un pergamino de su morral antes de pedir atención a todos los presentes.

- ¡Atención! Se les comunica a todos los presentes de este día, la unión en matrimonio entre la princesa Dakota y el joven Nataniel a órdenes del rey. Desde hoy, la princesa y este joven están comprometidos. Por órdenes de la reina, el día de la boda, habrá puertas abiertas, todo el reino está invitado a la gran celebración. Firmado, el rey Ethan.

Muchos de los presentes aplaudieron y le dieron vítores al joven Nataniel, otros lo miraban con envidia por la gran suerte que había caído sobre él y como no, nunca faltaban las jóvenes que maldecían desde sus adentros a la princesa por llevarse a su amor. Nataniel miraba al frente y caminaba con paso firme hacia el carruaje real. Una vez dentro comenzó a decirse lo mismo que le había dicho a Dakota.

Esto es una locura

Pero que iba hacer, Dakota ya había actuado, él no se quejaría, no deja nada importante atrás. Recordó como había reaccionado ayer. Como había comenzado a sudar y su respiración se aceleró. Tenía una hermana, una hermana gemela, después de tanto tiempo pensando que estaba solo, una luz lo sacó de esa terrible y oscura soledad. Pero, aun así, tenía muchas, demasiadas preguntas.

(...)

El rey no hubiera podido estar más feliz en su vida, al fin su hija se cazaría y él podría descansar de tantos años en el trono. A la reina le encantaba su yerno, un joven inteligente y muy apuesto, claro que su gran parecido con la princesa no pasó desapercibido, pero para ella esa fue la mejor parte, creía que ellos estaban destinados a estar juntos por siempre, que el destino lo había creado uno para el otro, la pareja perfecta. No podían esperar para la boda, se haría lo más pronto posible.

Todos en el reino pensaban que ambos jóvenes estaban enamorados unos del otro, el rey y la reina no tenían inconvenientes o problema alguno de que los jóvenes estuvieran en la misma habitación. Se pasaban todo el tiempo juntos, pero nadie sabía, en que andaban ambos jóvenes.

-Todo está saliendo según lo planeamos- Habló Dakota mientras miraba por la gran ventana de su habitación- Todos nos creyeron y yo estoy cumpliendo mi promesa, todo es perfecto.

-Perfecto- Bufó- Esto es una locura, Dakota. Me ciento...sucio- Espetó. Cerró las corinas con rapidezsintiéndose ofendida por las palabras de Nataniel.

- ¿Acosa crees que yo me siento cómoda respecto a esto? - Se defendió- ¿Sabes acaso como me ciento? Mi madre murió hace un año y en sus últimos suspiros me dijo toda la verdad y su último deseo, que era, que su hijo, mi hermano, tomara el lugar que corresponde en el trono- Recordó con dolor en cada palabra. Ese día, su madre le confesó toda la verdad, sacó sus más oscuros secretos a la luz.

-No me mal intérpretes, Dakota- Su vos sonó arrepentida y sincera. Se acercó a ella y la atrajo a él con delicadeza- Estoy más que feliz y agradecido por todo esto. Pensé por tonto tiempo que estaba solo en este mundo que enterarme de todo esto es lo mejor que me ha pasado en la vida- Dakota esbozó una iluminada sonrisa y abrazó con fulgor a su hermano.

Se sentían tan bien el uno con el otro que pensaron en quedarse así por todo el resto de su vida, pero nada es para siempre. Su abrazo fue interrumpido cuando las puertas de la habitación se abrieron.

-Oh ¡Dis...disculpe princesa, no sabía que estaba con su prometido- Se disculpó avergonzada bajando la cabeza una de las sirvientas del castillo- Su padre requiere de su presencia en la sala del trono.

-Estaré allí en breve

-También desea hablar con el joven Nataniel

-Bien, puedes retirarte- Salió cerrando las puertas tras de sí y dejando solos a los ¨comprometidos¨ en la habitación.

- ¿Sabes de que se trata? - Preguntó él.

- Cosas de la boda, seguro.

-Aún suena raro

-Acostúmbrate. Vamos