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1 año después-

El caminaba con la decisión y confianza de siempre, se veía tan apuesto, tan magnífica, tan...lejano. Ella lo observaba mientas sacudía, sin prestar ninguna atención, la vieja armadura del pasillo de palacio. El ni siquiera se dignó a mirarla por un segundo. Le pasó por al lado y continuó su camino.

Siempre lo veía pasar, haciendo que su corazón latiera a mil por horas, que sus ojos se iluminaran y una pequeña sonrisa surcara sus labios, aun así, él no la miraba. Tanía que ver la triste realidad de la situación, él era el rey todo poderoso y ella, una humilde sirvienta de castillo. Es cierto que no hace un año atrás, él era un aldeano, pero es comprensible que ascendiera a rey, era obvio que la princesa se fijara en él, era ilegalmente apuesto. Ella no se consideraba completamente fea, pero... ¿Era suficiente para un soberano de un reino? Eso quemaba sus esperanzas y sus días se tornaban sombríos con solo poder observarlo desde las sombras.

(...)

Amaba cuidar el jardín de la familia real. Adoraba el aroma que desprendían las rosas, le gustaba sentir el rocío de la mañana en la piel y su frescura. Desde muy pequeño trabajaba en el castillo, al principio como lava platos en la cocina, pero desempeñó una gran pasión por las flores y la jardinería y la difunta reina Natalia lo vio en él. Desde entonces trabajaba en el jardín y admiraba con afán a la reina y lamentó su muerte, pero más admiraba a su hermosa hija y le llegó al corazón su boda.

La veía sentada en los rosales mientras leía un libro y disfrutaba de la tranquilidad del lugar. Ya se había pichado con los rosas como 15 veces por quedarse envelado admirando a su más preciosa flor, Dakota. Siempre tan cerca, pero a la vez tan lejos. Siempre le dedicaba más tiempo al sector de las rosas solo para ella, para que disfrutara del aroma tan exquisito que él siempre disfrutaba.

A veces quería arriesgarse a dedicarlo, al menos, un simple buenos días, pero su valentía se escapaba con la brisa. Ella estaba ahí, sin notar su presencia, o talvez sí que la notaba, pero simplemente le daba igual. ¿Qué esperaba? ¿Qué le hablara y le invitara a sentarse a su lado? Eso solo ocurría en sus simples y normales sueños, porque en sus mejores sueños, él le daba una rosa y ella, a cambio, le robaba un beso.

Querido Diario:

Entre tanta gente, entre tantas damas, el me miró ami. Sus ojos quemaban como fuego. Mientras el carruaje avanzaba, el no despegaba la mirada de mí. Le sonreí con atrevimiento y para mi asombro el me devolvió la sonrisa. La más linda sonrisa que he visto en mi vida. Se alejó en dirección al palacio. No sé porque, pero tengo el presentimiento de que nos volveremos a ver, y yo, espero con ansias ese encuentro.

Natalia.

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⏰ Last updated: Jun 06, 2018 ⏰

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