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Todos los presentes se levantaron de sus asientos habiendo silencio ante la llegada de la novia. Eran un día hermoso y soleado, perfecto para la boda perfecta de una pareja perfecta. Que perfección. Dakota vestía un vestido de novia tradicional blanco, con bardados de oro y los complementos eran resplandecientes diamantes, sostenía un gran ramo de rosas blancas mientras caminaba hacia el altar.

Allí esperaba Nataniel, el afortunado novio. Su traje era, para combinar, blanco con un listón dorado y hombreras doradas, su cabello estaba recogido por una pequeña coleta en la nuca y una sonrisa disimulada surcaba su rostro.

La ceremonia transcurrió entre sonrisas, lágrimas y armonía. Y al final, lo mejor de una boda, no los regalos o la hora de devorar el banquete, si no, lo hora del beso, lo que sellaría por completo esa unión.

Nataniel por fuera se veía calmado y pacífico, pero por dentro, se sentía nervioso y alterado. Aunque ya habían hablado lo que harían, sus nervios, eran normales. Todos los presentes miraban expectantes a la feliz parada en el altar. Ambos se acercaron lentamente hasta que sus respiraciones chocaron. Todo fue demasiado rápido cuando el público vio los labios de los nuevos reyes unidos haciendo que todos los presentan estallaran en gritos, vítores y aplausos.

Claro, la realidad es otra. Desde su posición se ve un dulce y lindo beso, la distancia también ayudaba, pero si lo ves desde otra posición, solo verás los labios de Nataniel perfectamente ubicados debajo de la nariz de Dakota, apenas rozando sus labios. La mejor actuación de la historia.

(...)

Hicieron lo que pudieron para disimular la noche de bodas, más que un tiempo a solas de amantes, fue un tiempo a solas de hermanos. Pasaron las noches entre risas, bromas e historias en una gran casa en las cercanías al mar. Ambos desearon que siempre hubiera sido todo así, desde el principio, que todo hubiera sido diferente a como es ahora. Nataniel deseó a ver conocido a su madre, pero hace un año el reino perdió a su querida reina Natalia. Un año después el rey se casó con la duquesa Rebeca y hasta ahora no ha habido inconvenientes sobre ese tema.

Ambos prometieron, para mantener el recuerdo su madre fallecida, mantener el matrimonio y hacerles pensar a todos en el reino que eran una pareja prospera y feliz.

Querido diario:

Estoy destruida, ciento un vació un mi interior. Estoy embarazada, nunca debí entregarme a Josh, es un abusivo, un alcohólico, es un animal. No quiero eso para mi hijo. Por una pararte me ciento gustosa de tener una vida creciendo en mi interior, pero no quiero la vida que le espera esta criatura, no la quiero. Él todavía no lo sabe, se enojará si se entera y pasará a esas fases de agresión hacia mí. Estoy desesperada.

Natalia.

GemelosWhere stories live. Discover now