Cap 1

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Despierto bañada en sudor frio y dolor de cabeza que casi no me permite abrir los ojos.

–Ah tranquila Anabett, fue un sueño, no es verdad. Los vampiros no existen, simplemente fue un sueño ridículo– Digo tratando de regular mi respiración, pero luego veo una pluma negra sobre mi cama, la tomo con mi corazón a un ritmo desconcertante y la dejo sobre mi mesa de noche.

Tomó una ducha y seco mi cabello, me pongo mis vaqueros negros, un suéter rosa claro y unos converse negros, tomo la pluma la meto en mi bolso y voy camino a la escuela. Dejo caer al suelo la pluma como si nada de aquello hubiera sucedido y luego miro de nuevo al frente.

Llego a mi primer molesto día de escuela. Voy camino al auditorio donde nos dará la bienvenida con el típico aburrido discurso de antaño, tomo asiento en el último lugar de atrás, trato de no llamar la atención. Los asientos se llenan por quienes serán mis compañeros el resto del año y la directora comienza a hablar.

—Alumnado de Eaton. Sean ustedes bienvenidos a nuevo año escolar….

****

El discurso acaba y me levanto camino a mi casillero, pero para mi desgracia veo a Violeth acercarse a mi junto  con un grupo de chicas.

–Pensé que realmente ibas a desaparecer. Basura– Se abalanza sobre mí, me golpe con mi casillero y ellas ríe– Valla, que inútil- Dice y me empuja hacia abajo dejándome en posición fetal en el suelo. Ella deja caer todos mis libros sobre mi cabeza, me golpean con fuerza y afortunadamente no me deja inconsciente. Se van dejando todas mis cosas sobre el suelo, las recojo y varias personas pisan mis manos.

–Quítate de en medio– Dice un chico que se tropezó fuertemente conmigo. Termino de recoger mis cosas y voy a mi primera clase, Biología.

–Tarde señorita Cipriano– Dice y yo entro con algo de color en mis mejillas.  Violeth hace que me tropiece camino a mi asiento, todos ríen.

–Levantese– Dice la maestra con frialdad y yo camino apuradamente a mi pupitre, el último en la parte de atrás.

Tomo mi libro y realizo el ejercicio rápidamente, escucho la gloriosa campana y salgo del aula con la  esperanza de no tener que volver a encontrarme con Violeth y con ninguna de esas chicas… Pero mueren de inmediato, Violeth me empuja dentro de un baño y lo cierra.

–Disfruta tu receso– Dice y ríe junto con otras chicas. De cierta manera me alegra estar aquí, sola. Así puedo perder mi tiempo con el llanto, aunque sea inútil… Al igual que los cortes. Pero ayuda… Tomo mi pequeña navaja y la paso con fuerza sobre mis muñecas, las primeras gotas de sangre no tardan en brotar, se deslizan por mi muñeca hasta el suelo y se hace un pequeño charco, dejo que la sangre se seque sobre mi muñeca y luego la pongo bajo el chorro del lavamanos. Limpio el suelo y una chica finalmente abre la puerta.

–Gracias– Digo tímidamente e intento salir pero la chica me detiene y toca mi cuello. siento un dolor punzante en el.

–¿¡Que te sucedió!?– Dice alarmada– Vamos a la enfermería– Toma mi brazo con fuerza.

–No es nada– Digo e intento frenar su paso.

–¿Como que no es nada? Es un gran moretón– Dice ella y continua llevándome camino a la enfermería.

–Hola Loren– Dice la enfermera; Alta, pálida, cabello rubio brillante, joven como de unos 25 años.

–Es ella, tiene un moretón del tamaño de mi pulgar– Dice dejando a la vista aquel golpe.

–Valla, necesitas hielo– Toma unos hielos, llena una bolsa y los pone en mi moretón, yo doy un pequeño gemido.

–¿Cómo te llamas?– Dice la chica sentándose con libertad junto a mí.

–Anabett Cipriano– Digo sosteniendo la bolsa de hielo en mi cuello.

–Soy Loren. ¿Quién te encerró?

–Ammm no importa, gracias por sacarme Loren–Digo y ella me ofrece una cálida sonrisa– ¿Cuánto tiempo tendré que estar aquí?

–Lo suficiente, cuando el moretón no sea tan fuerte– Quito la bolsa y ella observa.

-Es… Esto es absurdo. El moretón simplemente ya no está– Dice la enfermera y Loren me observa con los ojos como platos.

–Bien, entonces supongo que ya puede irse– Loren me toma de la mano y salimos al pasillo.

–Ten cuidado. Nos vemos luego– Dice y se va a lo que parece su clase, pero yo decido ir a la biblioteca.

Llego a la biblioteca que esta prácticamente vacía sin contarme a mi a la bibliotecaria. Tomo uno de mis preferidos Cuando el hombre es su palabra. Me siento en el suelo contra la repiza y abro el libro. De inmediato cae una pluma negra igual a la que deje  esta mañana.

-No te desaras tan fácilmente de eso...

Inmortal SuicideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora