c u a t r o

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ㅡ...¿Bienvenido?— inquirí, ladeando la cabeza y alzando una ceja.

— Sí, bienvenido. Bienvenido a tu nuevo hogar y trabajo.— dijo con rapidez el hombre.  Con la mano derecha, se echó el pelo hacia atrás y me examinó de cabo a rabo con la mirada, sonriendo de una forma que no pude descifrar.

— ¿Se puede saber qué dices?— bufé, cruzándome de brazos de mala gana.— No sé quién eres, qué es Wild o por qué me habéis traído aquí. Pero no me pienso quedar en un lugar que no conozco de nada.

— Chico, ¿debajo de qué piedra has estado viviendo todo este tiempo para no saber quién somos?— rió de forma exagerada, provocando que su carcajada resonara por  todo el lugar formando eco.— ¿Es que no te fijas en los carteles que hay colgados por todas las calles? La ciudad está literalmente empapelada con las caras de mis hombres.— añadió, sacando un papel doblado con varias arrugas del bolsillo del pantalón de su impecable traje. Con habilidad, lo desdobló y lo tiró sin ningún cuidado hacia mí.— Observa bien.

Cogí aquel papel y lo miré detenidamente. En él había un chico joven, no tendría más de veintitrés o veinticuatro años según mis cálculos. Tenía el pelo castaño oscuro; casi negro , y un extraño piercing en el labio que iba unido a una cadena, pillado del lóbulo de su oreja. Sus ojos eran negros como el azabache, pero su mirada podría atravesar incluso un muro de hormigón. Su mandíbula era afilada y sus cejas completamente rectas, haciendo que su expresión resultara totalmente seria e inquietante. Alcé la cabeza a hacia el que parecía un grán pez gordo y clavé mi mirada en él, arrugando la frente. 

  — Tsk— Chasqueé la lengua y tiré aquel folleto de mala gana hacia quien me lo había lanzado minutos atrás.—. No sé quién es éste. — Mentí. Recordaba su rostro aunque en la foto estuviese diferente, pero no su nombre. Me daba igual decirle a cualquiera que le había visto antes, pero no sabía qué podría pasar si decía que sí le reconocía en ese momento.

  — Tienes agallas— espetó uno de sus guardaespaldas. Se veía joven, pero fuerte. Su complexión era delgada, pero sus brazos eran por el contrario musculosos. Cuando alzó la cabeza, me fijé en su mentón perfilado y cuadrado y en que no medía mucho, tal vez metro setenta y cinco.—. Si quieres sobrevivir aquí, tendrás que ser respetuoso con el jefe o lo pasarás realmente mal.—bufó.

  — Está bien, Jongdae. Es nuevo, no lo presiones— rió.— . Ese chico es Byun, el chico que te salvó la vida.— dijo, señalando al cartel.

— ¿Quién se supone que salvó mi vida?— pregunté, de forma seca.— Soy bastante mayorcito como para saber cuidar de mí mismo, no soy un crío. No necesito que alguien intente hacerse el héroe por algo que no sucedió.

— ¿Así hablas de quien te salvó el pellejo de los monos de Mazer?— intervino el que se hacía llamar Jongdae, repentinamente. 

—Contadme ahora mismo de qué coño estáis hablando. Todo, también qué es eso de Wild, cómo me habéis traído aquí y por qué. 

— Relájate— ordenó el hombre.— . Bien, empecemos por el principio...— se aclaró la garganta y se ajustó la corbata.— Estás en Wild, una de las mafias más importantes de todo Corea. Yo soy el jefe, el que tiene más poder de toda la plantilla y  el que te dará las órdenes que cumplirás a partir de ahora. Has llegado hasta aquí porque Byun te ha traído, nos ha hecho el reporte de que tuvo que cargarse a dos de los hombres de Mazer, uno de los grandes asesinos que nos ha estado persiguiendo más o menos tres años hasta que ha conseguido encontrar el suburbio en el que la plantilla está ubicada— tosió, carraspeando con la garganta— . Después de la pelea, te desmayaste a causa del hambre y de la deshidratación, así que Byun tuvo que traerte cargado  para que no murieras allí mismo.

Monster. [EXO- Park Chanyeol]Where stories live. Discover now