2. Bienvenidas

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China seguía rehusándose a salir de su habitación. Ni siquiera las constantes amenazas que gritaba su madre cada vez que ocurrentemente pasaba por delante de su puerta, lograban hacerla mover un solo centímetro de su cuerpo. No si al otro lado de esa puerta lila cubierta con letras musicales, la esperaban maletas repletas del 99.98 por ciento de su ropa (el otro 00.02 por ciento de su ropa se componían en la que llevaba puesta, y su ropa de gimnasia).

Ambas chicas, América y China, al llegar a casa, consideraron seriamente escapar y mudarse a Texas. Sin embargo, no pudieron hacer mucho antes de que sus padres prácticamente les robaran las llaves del auto de América. No tardaron mucho en comprender que no les darían otra alternativa, sus padres no iban a dejarlas solas. En ese momento China comprendía completamente la frase "mejor sola que mal acompañada".

Ya habían transcurrido quince largos minutos en los que había permanecido viendo una vieja foto enmarcada, la cual literalmente describía su relación con Ryan y Spencer Black. En la foto estaban ella y su hermana con los que se suponía debían ser unos lindos vestidos, completamente rotos y manchados de lodo, y a un lado de ambas se encontraban Ryan y Spencer, con unas camisetas igual de manchadas que los vestidos pero mucho más rotas. Curiosamente, los cuatro chicos sonreían en la foto, y no se veían como sonrisas falsas, nada de eso, eran sonrisas completamente genuinas.

A China le perturbaba no recordar casi nada de ese día. Únicamente recordaba que el chico mayor de los Black había tomado esa foto, mientras Emily y Luke jugaban con lodo y un balón en un ángulo que la cámara no logro captar, aunque a duras penas se podía divisar el pie de Emily en una esquina.

China resoplo malhumorada.

— ¡China! — la chica aparto su vista de la vieja foto enmarcada y la dirigió a la puerta. Pudo ver como la sombra de un par de pies se introducía sin permiso bajo la puerta ubicada delante de ella. — cariño, los vuelos van a salir pronto, debemos irnos.

La comprensiva vos de su padre inundo sus oídos. A menudo él siempre era el encargado de hacer que su hija menor hiciese cosas que su madre le pedía, y que ella no quería hacer. Anthony Collins siempre había sido el último recurso de Marie Collins cuando China decidía convertirse en el pequeño diablo rebelde que ponía de los nervios a todos. La chica sabía que el simple hecho de que su padre fuese la entidad encargada de sacarla de su habitación a base de raciocinio, quería decir que su madre había alcanzado el nivel de estrés que su cuerpo le permitía experimentar.

China siguió sin mover un solo dedo, ni siquiera hizo un solo gesto, pero dio su primera señal de vida luego de ese corto periodo de tiempo.

— ¿Por qué Amy y yo nos tenemos que quedar con ellos? ¿No confías en nosotras? — hubo un rotundo silencio que comenzó a hacer mella en China, hasta que su padre volvió a gesticular palabra.

— ¿Recuerdas cómo fue la última vez que las dejamos solas? — La chica se detuvo a pensar un momento. Anthony sabía usar muy bien las palabras, porque siempre había sido un hombre frio y calculador.

La última vez que ellas se quedaron solas en casa por más de una semana, los chicos Black no desaprovecharon el tiempo. Faltaron los tres chicos a un día de escuela, entraron a la fuerza a su casa, y colocaron todos los muebles de sus habitaciones en el ático y en el techo. A China eso le había parecido muy poco original, considerando que cualquier persona con Netflix pudo haber sacado esa idea de Juego de Gemelas. Lo que si fue muy original había sido introducir mapaches en su sótano, gatos en la cocina, y conejos en la oficina de Anthony. Luego de ese incidente jamás volvieron a estar solas en casa.

BLACK'S  vs COLLINSWhere stories live. Discover now