5. No es tan facil

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Faltaban diez minutos para que la clase de matemática diese inicio. No había nadie en el salón a excepción de Emily, que se encontraba en su asiento de siempre, esperando a que el estruendoso sonido del timbre anunciara el comienzo de la clase. Mientras tanto, permanecía concentrada en su libro.

Ella se sentía realmente a gusto mientras leía. Le encantaba el sutil sentimiento de encontrarse atrapada entre dos universos completamente diferentes, el cual solo lograba experimentar entre las finas y delicadas páginas de sus preciados libros. La paz que reinaba era tal, que la chica se convenció a si misma de ser capaz de acabar con los últimos cinco capítulos que hacían falta. Sin embargo, ese pensamiento no fue más que eso. Una posibilidad.

Escuchó como un estrepitoso sonido era provocado por el impacto de un puño sobre la mesa de su pupitre. No le hizo falta elevar mucho la mirada para adivinar quién era la propietaria de la manicura barata en la mano que la había desconcentrado.

— Pero miren nada más — dijo una voz que Emily conocía perfectamente. — Es la rata de biblioteca. — levantó la vista completamente para encarar a Samanta, Cassidy y Dori. Las tres chicas que se habían encargado de volver de su vida algo miserable.

"Solo quieren molestarte, como siempre. No les des importancia" pensó, mientras trataba de ignorarlas.

— ¿Qué? ¿También vomitaste la lengua, chica bulímica? — Cassidy le arrebató el libro de entre las manos. — ¡Agh! Libros — hizo una mueca de asco. — Lo peor que han podido crear. — La chica lanzó el libro contra la pared, provocando que un sonido sordo fuese audible a través de todo el salón. Habiendo hecho tal acto completamente ridículo e innecesario, Cassidy se limpió las manos.

Emily sintió como una punzada de impotencia recorría a través de todo su cuerpo, desde las puntas de sus pies hasta su garganta, como si de un escalofrió se tratase. Era completamente consciente que esas brujas no tenían ni la más remota intención de retirarse y dejar todo ese asunto por la paz.

— ¿¡Pero qué es lo que te ocurre!? —   Emily corrió hasta donde el libro había caído. Al hacerlo, accidentalmente empujó a Dori, provocando así que esta chocase contra Samanta.

Emily fue consciente de inmediato que aquella acción, sin importar que tan poco intencionada hubiese sido, acarrearía consecuencias. Y tal cual lo predijo, sintió como tiraban de su cabello y la obligaban a ponerse en pie, para luego empujarla contra la pared en la que segundos atrás había chocado su libro.

No pudo evitar que su rostro se contorsionara en una mueca de dolor, al momento de sentir su espalda impactar contra la estructura de concreto. Soltó un quejido al sentir como una mano abierta colisionaba contra su mejilla, de una forma considerablemente violenta, causando que sus lentes cayeran al suelo. No supo decir con exactitud de quien se había tratado, o así fue hasta unos segundos después.

— Eso te pasa por empujarme, idiota. — musitó Dori, escupiendo cada palabra con absoluta rabia. Inmediatamente después, le asentó otra bofetada — Mírate. Eres una ridícula niña come libros, y por eso nadie te quiere. — empujó la cabeza de la pequeña Black contra la pared, haciendo que se escuchara un sonido sordo, y que sus oídos pitaran un par de segundos.

Emily sentía sus mejillas arder, como si las hubiesen calentado con una plancha durante horas. Supo desde ese instante, que las largas y finas manos de Dori permanecerían postradas sobre su rostro durante una buena temporada.

Sintió como las lágrimas quemaban tras sus ojos.

Trató de observar el panorama que las rodeaba todo lo que le fue posible. Vio hacia todas direcciones, en busca de alguien, quien fuese, cualquier persona que fuese capaz de ayudarla. Suplicó dentro de sí una y otra vez, pidiendo auxilio a un ser omnipotente, del que ni siquiera estaba segura si creía, pero estaba desesperada. Nadie entraba por la que ahora le parecía una miserable puerta. Estaba completamente sola.

BLACK'S  vs COLLINSWhere stories live. Discover now