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Yesung siempre salía casi cuando el aula se vaciaba, o cuando el profesor ya no estaba, y eso Wook lo sabía muy bien. El día anterior había planeado esperar a que todos salieran, después Min vigilaría la puerta para que ningún alumno entrara, entonces Wook le daría una carta de confesión a Yesung personalmente, y después se iría.

Ryeowook llegó a la conclusión de que no podría sostenerle la mirada a Kim Jongwoon por mucho tiempo, así que hablar con él y confesarse no era una opción. Sungmin sugirió la carta y a Wook le pareció una buena idea.

—Muy bien. Tenemos poco tiempo ya —susurró Sungmin a su amigo, mientras los dos veían el gran reloj en el aula. El castaño tragó saliva con dificultad.

—No puedo hacer esto.

—Sí puedes. Actúas como si te declararas a una celebridad. Es solo Yesung, el maniquí, no pasa nada.

El pánico incrementó en Ryeowook cuando escuchó la campanada de fin de clases. El profesor se despidió y sus compañeros se apresuraron hacia la salida. Wook abrió su mochila, encontrando la carta en primer lugar. Guardó sus cosas lo más lento posible y miró de reojo hacia la cabellera rubia. La última chica salió, así que Sungmin corrió a la puerta para darles más privacidad y sacar a cuanto chico intentara entrar de nuevo.

Ryeowook tomó la carta cuando vio a Yesung colocarse la mochila en su hombro. El chico caminó hacia la salida.

—Eh... Ye... Yesung. —El joven se detuvo y lo miró sin expresión alguna—. Quería entregarte esto.

Ryeowook le extendió la carta. Yesung tardó en reaccionar, pero cuando lo hizo tomó la carta de Wook, después pasó la vista hacia el castaño, el cual estaba verdaderamente avergonzado. Wook jamás había hecho algo como eso, Yesung no era el primer chico que le había gustado en la vida, pero sí el que había logrado que se sonrojara a niveles extremos con tan solo mirarlo.

—Disfruta de tu fin de semana... Nos vemos. —Ryeowook a duras penas lo miró a los ojos, después salió casi corriendo con la mochila a rastras. Tendría que esperar hasta el lunes para saber la respuesta de Yesung a sus sentimientos. 

Una carta para Silencioso (YeWook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora