El sonido de sus pisadas eran precisos pero lentos. Sunhee se dirigía a la casa de su compañero Kim, quien había ofrecido el lugar para realizar el proyecto de lengua y literatura que tenían asignado como grupo.
Salió de su casa diez minutos más tarde a propósito, no quería ser la primera en llegar y tener que lidiar con Taehyung sola, al fin y acabo, iba meramente por obligación.
A medida que caminaba, el sonido de sus pasos le recordaba las palabras con las que había tenido que lidiar hace solo unos minutos atrás con su hermano, pues al parecer hoy había sido uno de esos días donde los hermanos Min no contaban ovejitas juntos.
—"¿Quieres por favor dejar mi miserable vida en paz?".
—"Soy tú hermano y me preocupo por ti"'— las palabras del joven Min eran siempre puntuales y no desperdiciadas, con lo poco que decía, expresaba lo que realmente quería.
—"Hermano,"—Sun soltó de forma irónica— "cuidado te olvidas de preocuparte por tú vida".
Parecía que ya se encontraba en frente de la ansiada y estresante casa. Se aseguró cuando en la puerta de este estaba escrita en una elegante tabla de madera: "La familia Kim te da la más sincera bienvenida". Supo que aquellos detalles solo eran dignos de quién pertenezca a los Kim, sobre todo una familia donde Taehyung era parte.
Tocó con sutileza y a la vez de manera firme, a pesar de todo, era la primera vez que iba sola a una casa que no era suya; tenía un mar de nervios con ella.
En cuanto sonó el tercer portazo, el sonido indicador de que la puerta se había abierto por alguien adentro sonó. En seguida, a su encuentro salió lo que ella llamó una bola de pelos.
La mascota de los Kim estaba cumpliendo, de manera tan alegre, la gran regla de la familia: dar una ferviente bienvenida a sus invitados.
A Sun no le gustaban las mascotas, mucho menos los perros, pero este al parecer se había enamorado a primera vista porque no la dejaba en paz. Sun no pudo evitar pensar que aquella bola de pelos era tan irritablemente feliz y pegajoso como Taehyung.
