Un escalón a la vez.

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Sentía estallarle el costado izquierdo de la cabeza, como si alguien constantemente pateara su cráneo, sin resistirse cuando los párpados caían para tapar la luz. MyungSoo tironeaba de su brazo sin parar de hablar; el modelo había encontrado un departamento perfecto para él, e ignorando su notable resaca, no dudó en arrastrarlo hasta allí sin más.

─...¡Y tiene una terraza con una vista preciosa! Te va a gustar, vas a poder leer todos tus libros ahí en primavera, y hasta tomar una cerveza conmigo el viernes, ¿Huh? ─mencionó, codeándolo para contagiar su entusiasmo. La víctima no hacía más que asentir, mirando un punto fijo, rememorando cada posible detalle de la noche anterior que su mente pudiera regalarle.─ Además, soy un buen amigo del dueño: estoy seguro de que van a llevarse de maravilla.

Un chico más bajo que ellos los esperaba en la puerta, totalmente vestido como si fuera directo a la pasarela. Oh, perfecto, otro modelo engreído, pensó SungKyu.

Contempló un abrazo apretado entre ambos, incómodo y con ganas de volver a casa.

─Hyung, él es Nam WooHyun. Trabaja conmigo en la misma agencia, Y ¡Ambos disfrutan de los libros! ¿No es perfecto?

El nombrado frunció el ceño, con la mirada clavada en el piso, repasando algo invisible. Sus manos bien definidas le gritaban flashbacks de una noche tormentosa a la que moría por regresar, mientras que su rostro expresaba inseguridad, y un primer desprecio.

─Ah... Sí, eso creo.

Una mirada de arriba a abajo le decía que era mentira, una mirada le bastaba para comprobar que eran problemas hechos hombre. El más bajo se inclinó primero, regresandole una mirada interrogante.

─¿Es la primera vez que nos vemos? Tu rostro me es muy familiar... Extrañamente familiar. Quiero decir, no olvidaría a alguien tan guapo, ¿Verdad?

Rechazó el guiño de ojo con una sonrisa incómoda, sintiendo las carcajadas del pelinegro en el fondo. Donde fuera, siempre sería un chiste.

─A menos que frecuentes la biblioteca, o el bar donde toco, lo dudo. Te perderías en la biblioteca, y te harían pedazos estando en el público.

─Yah, hyung, no seas así, era una broma. ¿Por qué mejor no pasamos a ver el piso? Es precioso, estoy seguro de que va a encantarte. Además, voy a poder visitarlos seguido, sabes que no está en mis hábitos pasar un viernes sin ti. ─ dijo, observando victorioso como SungKyu esbozaba una sonrisa, afirmando.

Y para WooHyun, no era más que una grandísima oportunidad de tener al menor más cerca, de poder conocerlo mejor, y probar el par rojizo que pudo conocer con detalle en sus sesiones. Era su maldita oportunidad, y al parecer, debía llevarse bien con el nerd que ahora tenía como compañero.

Porque al llegar, el piso estaba repleto de cajas con todo lo que SungKyu tenía; unas cinco de ropa, y el resto en estupideces que el más bajo ni se molestó en leer: había huido durante la mañana de un error, y lo último que quería era ver a otra persona que no fuera él.

─¿Y qué significa todo est...? ¿MyungSoo?

El castaño se giró, pero el modelo había desaparecido. Todas sus cosas estaban ahí sin siquiera aceptar, y el dolor espantoso sólo le permitió gruñir de frustración. Imbécil.

─Si, también me sorprendí. Myung no es el tipo de persona que suele tomar decisiones tan impulsivas, así que supongo que debe tener un buen motivo.

─Correcto. Iba a decir que no.

─Lo imaginé. Pero es demasiado tarde, dudo que quieras llevarte todo esto a juzgar por tu... Ya sabes, ganas evidentes de morirte.

─Puedo afirmar que he estado peor. ─El más alto se dejó caer en uno de los sillones, masajeandose las sienes con los índices: su mente aún no era capaz de procesar lo que estaba ocurriendo, y la ira contenida se esfumaba, con toda su energía puesta en no dormirse. ─No toques mis cosas, no leas mis libros si tienes maquillaje puesto, no tomes mi agua embotellada, y por sobretodo: no te metas a mi habitación bajo ningún aspecto. Créeme, querrás estar muerto antes de que me entere.

─Hey, hey... Tranquilo. No voy a meterme en tus cosas, pero, ¿Por qué tanto enojo, huh? Quiero decir, puedo ser algo irritable, pero, ¿A tan poco tiempo de conocernos?

─No voy a negarlo, tienes un don.

El dueño de casa soltó una pequeña risa, sentándose al lado suyo sin preguntar.

─Empecemos de nuevo. De hecho, ni siquiera sé tu nombre: sólo sé que una de las cajas dice "Kyu" ¿Es tu apodo? Al menos, explícame el insulto de hoy.

─¿Por qué esperas que sea amable contigo, si lo primero que haces es burlarte de mi aparie...? Agh, olvídalo. Kyu es por SungKyu, asumo que este idiota empacó todo sin preguntarme. Lo conocí en la universidad, soy bibliotecario, y soy guitarrista en una banda punk. Creo que fue un buen resumen de mi vida, así que terminó la hora de preguntas personales.

─Y tienes resaca.

─Y tengo muchísima resaca. No sé en qué mierda estaba pensando.

─Creo que puedo entenderlo. No eres el único que salió a tomar ayer para matar el tiempo, sólo que... ─El rubio ocultó una minúscula sonrisa triste, pensando en lo estúpido que fue al no preguntar por su número. ¿Cuáles eran las posibilidades de volver a verlo en el bar? No lo recordaba exactamente como una persona que lo frecuentara.

─Sólo que soy un imbécil, y tú no.

─No, digamos que fue una noche distinta. Necesito descansar, y ya que no puedo tocar tus cosas...

Se incorporó para irse tambaleando hasta su habitación, recordando que el tiempo sobraba para molestarle; por más duro que el desconocido quiera mostrarse, Myung le había advertido sobre su lado adorable: "Un arma invisible" había bromeado su colega. Decidió entregarle el paquete que el mencionado había dejado, con un moño exageradamente grande; por lo blando que era, y el horrible gusto de SungKyu, dedujo que era ropa.

─Hablando de idiota, lo dejó para ti.

El mayor, consternado, aceptó como si despertara de un sueño. Aprovechó el momento de debilidad para susurrarle al oído, como si fuera un secreto demasiado obvio.

─Realmente creo que eres guapo, pero al parecer, quien no lo tomó en serio fue MyungSoo.

E incluso luego de que este haya huído, el pequeño nudo en el estómago todavía podía percibirse, junto un cuello rojizo que contradecía su actitud evasiva. Jugaba con el papel entre sus dedos, decidiendo si hablarle o no.

El chico de la noche anterior... No era su regalo.





SK: ¿Dónde estás...?
SK: ¡YAH, KIM MYUNGSOO!
MS: ¡Feliz cumpleaños, hyung!

Psychic Fire [GYUWOO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora