Peligro.

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Una semana se fue volando desde que ambos habían decidido convivir, e incluso luego de descargar su furia con el menor, no tuvo otra opción que aceptar sin más. Y, a decir verdad, no era mucha la diferencia: apenas veía a WooHyun. Pasaba su día en el trabajo, a veces componiendo, otras, organizando viejos estantes de arqueología.

Su teléfono vibró dentro del jean, preguntándose si sería Soo con otra molesta broma al respecto.

WH: ¡Hey!
WH: Tengo la noche libre... ¿Por qué no vuelves a casa y tomamos algo? Puedes negarte a hablar conmigo, pero nunca a una cerveza.

El menor, sin embargo, estaba más que nervioso por la próxima visita de su colega; había hablado muy poco con SungKyu, al punto que, prácticamente, era un desconocido para él, por no mencionar que cada vez que cruzaban miradas, sentía que lo odiaba. Definitivamente, estaba obsesionado con el pelinegro como para aceptar un favor así. Hoy necesitaba ganarse al mayor.

SK: Si tocas una sola cerveza antes de que llegue, estás muerto.

WH: ¿Eso es un sí?

SK: Puede ser, no lo sé...

WH: Oh, vamos. 

WH: Soy más divertido de lo que crees, y con alcohol en sangre, imagínate.

SK: Ya veo por qué le agradas a Soo.

El sólo hecho de tener un plan para su viernes por la noche logró robarle una sonrisa que no veía hace semanas, tamborileaba sus dedos sobre el mostrador pensando en qué podían hablar con alguien tan distinto como él. Un segundo mensaje por parte del rubio alteró la poca coordinación motriz que le quedaba, y el carro con libros se volteó sin más, tirando todos los tomos contra el suelo, llamando la atención de todos los alumnos. Se disculpó repetidas veces, y huyó con su chaqueta de un posible regaño.

WH: Te extraño, hyung, apúrate. ㅠㅠㅠㅠ 

El viaje a casa era eterno, y una sensación incómoda en el estómago no lo dejaba respirar; a veces, se tornaba especialmente complicado relacionarse con otra persona, incluso si vivía a menos de diez pasos de su habitación. A diferencia, por supuesto, de su único amigo, quien estaba rodeado constantemente de personas que lo idolatraban; MyungSoo se excusaba al decir que eran formalidades, y que una sonrisa falsa se le podía regalar a cualquiera. Lo cierto, es que era complicado derrumbar esa pared para correr el riesgo de que otro desconocido lo haga pedazos por dentro, y la sonrisa con la que el menor lo recibió activó todas sus alertas.

Era peligroso.

Optó por huir a la cocina en busca de un poco de alcohol que desatara su lado extrovertido, siendo capturado por la espalda, con los brazos de su compañero rodeandole cintura. La piel reaccionaba sin pensar ante el contacto, la calidez de su pecho contra la espalda, y la ola de cosquillas que le provocaban las palabras de WooHyun sobre su nuca.

─Acabas de llegar, ¿Y ni siquiera un hola? La gente bonita como tú no se molesta en plebeyos, supongo. ─dijo el menor, extrañado por lo agradable que era tenerlo abrazado, y el hermoso aroma que desprendía su ropa. El más alto, en tanto, abría dos pares de cervezas, tomando la mitad de una sin parar a respirar.

─¿Acaso a la gente bonita como tú le importa lo que alguien como yo haga o no haga?

El modelo coló su rostro en el espacio entre su cuello y su hombro, susurrando de forma casi gutural pegado a su mejilla.

Psychic Fire [GYUWOO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora