Dos bocas y una decisión.

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MyungSoo llegó al set tarde como de costumbre; el estómago del rubio estrujó sus nervios y cada duda callada en su pecho, como si todos sus músculos anticiparan el terrible error que iba a cometer. El menor palmeó con alegría su espalda, entrando al camerino con el maquillaje puesto.

─¿Puedes creer que nos hagan venir con tan poco tiempo de anticipación? -El pelinegro lo observó mediante el espejo, acomodando su cabello. ─Estaba tomando algo con SungKyu, y tuve que dejarlo solo.

─¿Estabas con él? ─WooHyun suspiró, recordando detalladamente cada segundo del último video que había enviado. ─MyungSoo-ssi, tengo algo que preguntarte.

─Todo oídos.

─El día que SungKyu llegó a casa tenía resaca, y tú dejaste un regalo para él.

─Correcto, el día anterior fue su cumpleaños.

─¿Y por qué trajiste las cajas en mitad de la noche? ¿Te fuiste de su fiesta sólo para eso?

─No exactamente...


SK: Si vuelves a dejarme un cumpleaños más en casa, voy a matarte.

MS: ㅋㅋㅋㄱㅋㄱㅋㄱㄱㅋㅋㅋ

SK: ...

MS: Deja de llorar y vístete. Iremos al bar que está cerca del trabajo, te presentaré a alguien lo suficientemente guapo como para que te olvides de mi cada 28.

SK: Te quejas, pero las amenazas funcionan.

SK: ¿Dónde estás...?

SK: ¡YAH, KIM MYUNGSOO!

MS: ¡Felíz cumpleaños, hyung!

─¿Lo dejaste plantado para ir a mi casa?

─No me juzgues. ─mencionó, quitándose la ropa.─ Realmente necesitaba cambiarse de casa, lo estaba consumiendo. Y creí que era una buena oportunidad para que conozca a alguien, ya habrás notado que con alcohol en las venas es otra persona. Mejor dicho... Experimentado.

─Más de lo que tú crees saber. ─MyungSoo arqueó una ceja, curioso y sonriente a más no poder. Sin embargo, había algo extraño en la mirada de su colega, quien lo imitaba deshaciéndose de sus prendas. ─Pero ahora que sé lo que pasó realmente, necesito saber algo más... Y solo tú puedes ayudarme con esto.

En igualdad de condiciones, el rubio se acercó a paso lento, pegándose al cuerpo contrario; comenzó acariciando con detallismo la longitud de sus brazos, ante un confundido MyungSoo que, comprendía, necesitaba lo mismo. Porque no existía persona sobre la faz de la tierra que pudiera hacerle sentir lo que SungYeol, porque necesitaba probarse a sí mismo que su cuerpo no estaba en desacuerdo con su mente. El más alto rompió la tensión entre cuerpos como chispas molestas, uniendo ambas bocas en un beso lento y con el único objetivo de explorar, extinguiéndose en el momento que sus lenguas chocaban, bailando al compás de la otra, regalando sensaciones húmedas de control sobre el rubio. Las manos inquietas de WooHyun viajaron sobre la piel desnuda del torso ajeno, tomando de manera posesiva su trasero para pegarlo a la entrepierna con cierta violencia que no se molestaría en ocultar.

Para desgracia de un olvidado WooHyun: ninguno de los dos reaccionaba, y era exactamente como ambos esperaban que fuera. Estaban perdidos, al borde del amor. Se separaron al instante, ocultando una pequeña risa.

─Supongo que no deberíamos reirnos de esto.

─SungKyu no puede enterarse bajo ningún aspecto.

─Simplemente, no tiene que salir de esta habitación... Quiero decir, creo que sabes por qué te besé, ¿Por qué lo hiciste tú? ─mencionó el rubio, acomodando el cabello ajeno.

─No creí tener tanta confianza para contartelo, pero, ¿Qué es la confianza luego de haberte besado así? ─El pelinegro rió, suspirando. ─Conocí a alguien hace un tiempo, y nunca me había sentido tan extraño: las personas dejaron de existir a mi alrededor, y me negaba a aceptarlo; sólo necesitaba corroborarlo físicamente, y creo que tengo mucho en qué pensar ahora.

─Déjame adivinar: SungYeol.

─¿Y tú que sabes, huh? Tal vez esté enamorado de SungKyu y tú haciendo teorías.

─¿Competencia? ─El mayor rió frente a su comentario, dirigiéndose al set.

─Esa etapa terminó hace tiempo para mí.

Tal vez, MyungSoo no sería más que una anécdota graciosa en su vida después de todo.

El turno en la biblioteca había terminado, aflojando su apretada corbata en cuanto atravesó la puerta del edificio; tiró de sus auriculares por accidente, tan distraído como cada regreso a casa. Su vecino subía al ascensor junto a él, mientras las suposiciones y posibilidades de conversación con WooHyun le estallaban en la cabeza.

─¿System of a Down? ─SungKyu apagó la música en un intento torpe por no molestarlo, ganando una mirada cargada de cariño por parte del muchacho de ojos café. ─Tienes buen gusto y eres sumamente adorable, me sorprende que vivas con el idiota de mi vecino. ─mencionó, robando una sonrisa de los delgados labios del castaño.─ Es extraño. Nunca me tomé el tiempo de conocernos mejor en estas mañanas, aunque creo que si conociste a YeJin...

─Una persona encantadora. Habla mucho de ti, DongWoo-ssi.

─Yo creo que no te ves al espejo con justicia. ─El menor lo rodeó en un abrazo cariñoso, aprovechandose de la confianza del bibliotecario, susurrando en su mejilla. ─Son similares en aspectos que no creerías, no pienses que no lo noté. Deberías venir a cenar a casa, aunque no me molestaría si lo haces cuando YeJin no esté. Ahora, si me disculpas, saldré corriendo para esconder el hecho de que traté torpemente de pedirte una cita, justo como esos personajes cobardes que tanto lees en el balcón.

El mayor no pudo siquiera contestar, observando como su vecino lo despedía con aquella sonrisa hiperactiva que lo caracterizaba; no alcanzaba a comprender lo preocupado que estaba por llegar y ver a WooHyun, al punto de ignorar el hecho de que su vecino casado coqueteaba con él cada mañana desde que vivía allí.

Abrió la puerta como si pesaran toneladas, encontrándose con el modelo apoyando el peso de su cabeza en los brazos, recitando palabras para él mismo que no alcanzaba a interpretar; dió un pequeño salto al notar que el castaño cruzaba el umbral, parándose con rapidez como si tuviera la urgencia de vaciar su alma.

─Hyung, tenemos que hablar.

El guitarrista simplemente lo ignoró, dejando la chaqueta sobre una silla, desabrochando los botones superiores de su camisa.

─Me comporté como un imbécil el otro día. ─Qué novedad, pensó. ─No sé por qué saliste corriendo, pero te aseguro que no eres nada de lo que crees: ni un juego, ni un favor. ¿Qué no sientes lo mismo que yo cuando estamos juntos? ─El modelo intentó acercar ambas manos al rostro ajeno, acunando sus mejillas en éstas. ─Mírame y dime que no sientes una conexión extraña, que no sospechas ni un poco sobre que ser más que amigos podría funcionar.

─No eres mi amigo, WooHyun.

─Correcto. No quiero serlo, puedo ser algo mejor.

─¿Y qué te hace pensar que puedo cambiar de opinion?

─Te lo dije: tenemos que hablar.


Ya nada importa, lo encontré.

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⏰ Última actualización: Jun 21, 2018 ⏰

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