3/octubre/1968

32 1 1
                                    


El Toca-discos escupió la melodía en cuanto coloqué la aguja sobre el álbum de María Luisa Landín. Su voz inundó cada resquicio de mi departamento.

Afuera, por las ventanas, las pancartas de la paz ondeaban con crueldad. Me dejé caer en el borde de la cama, desabotonándome la camisa. El ruido de mi libreta al caer me devolvió a la realidad. La levanté, y al hacerlo, el crisantemo se deslizó por entre sus hojas y fue a dar en mi regazo. No había abierto la boca desde el día anterior, no había siquiera pensado. Porque si lo hacía, si pensaba, si sentía, eso sería hacerlo real.

La visión de la chica regresó de golpe a mi cabeza. La imagen de sus ojos profundos, llenos de pasión, y luego la imagen de aquellos mismos ojos; sin vida. Inevitablemente mis hombros comenzaron a convulsionarse, al ritmo de mi llanto.

Sostuve el crisantemo con fuerza, mientras las lágrimas lo mojaban. Tal vez si lo regaba, regresaría a la vida. Alcé la mirada al cielo.

Tú eres mi destino, y no tengo miedo....

Entre sollozos dije:

-Nunca quise que tu fuerte voz fuera para gritar por tu vida, o que tus piernas no fueran lo suficientemente rápidas para correr de las malditas balas. Y sé, sé, que aún conmigo delante de ti no pude salvarte. Que allá arriba no nos veremos, pero querida, al menos yo ya no puedo estar aquí abajo sin ti.

Tomé mi pistola, que descansaba sobre la almohada, envolviéndola con los dedos. Lento, la fui subiendo hasta mi boca. No tenía nada más que decir, no tenía nada más que sentir. Percibí en la lengua el sabor del metal, un metal que antes había quitado muchas otras vidas. Esperé a que la canción acabara.

Sin vacilaciones, yo respondería....prefiero la muerte, a la gloria inútil... de viviiiiiir... siiiin... tiiii....

Miré el crisantemo, y tras una caricia a sus marchitas hojas, tiré del gatillo.

h

Lo que fue del 68 y un crisantemo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora