Un destino (Revisado)

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"Nació con una estrella de desgracia, sin embargo, siempre le verás feliz aunque le persiga la desdicha..."

Shion recordó con amargura estas palabras, que recibió junto con el bebé que tenía en brazos, hace poco más de tres años.

El actual patriarca colocó al menor delicadamente en la cuna y alborotó sus verdes cabellos después, en un ademán que denotaba frustración. Finalmente su joven alumno dejó de escribir en sueños, hábito que desarrolló apenas aprendió a tomar un lápiz.

Sin embargo, escribía cosas que Shion no conseguía comprender jamás...

De algún modo, la imagen de Mu durmiendo plácidamente al fin no era suficiente para serenar su corazón, no era nada nuevo que el pequeño lemuriano tuviera estos episodios, no obstante, el patriarca sentía que era algo a lo que jamás podría acostumbrarse.

Como cada noche, tomó las hojas y las acomodó conforme fueron escritas, lo cual representaba una labor titánica pues el de aries escribía en ocasiones hasta que se hacía pequeñas heridas sangrantes en su piel.

-Mi pequeño Mu...-murmuró con tristeza, cobijándolo como lo haría un padre, y es que, al haberlo criado desde los primeros días de edad, no podía sentirlo de otro modo.-Espero puedas perdonarme...

"¿Estás listo para ver como vuela hacia el sol con alas de cera, derritiéndose más y más a medida que alcanza su destino?"

"No. Pero curiosamente, presiento que no seré yo quien le vea caer..."

...O...

-Shaka..

El lemuriano sintió el aliento escapársele al notar la presencia de su amante en Pecoterra. Siquiera pronunciar su nombre brindó un sabor amargo a su boca.

¿Como es que había llegado ahí? No podía, no debía estar ahí, lo complicaría todo...

Shaka tuvo que guardar su alegría por ver a Mu con vida para otro momento, el tiempo apremiaba.-Mu, claramente no fui muy cauteloso con mi llegada y pronto vendrán en nuestra búsqueda...-Dicho esto sujetó a Mu del brazo, jalándolo levemente.-Vamos, démonos prisa, si algo me ha quedado claro es que debemos abandonar este sitio cuanto antes...

El tibetano se soltó de su agarre suavemente y Shaka frunció el ceño, estaba a punto de cuestionarle su comportamiento cuando vio los ojos determinados de Mu.

-No Shaka, no iré a ninguna parte, estoy justo donde debería estar....-El lemuriano le sostuvo la mirada, al grado que intimidó al hindú un poco.

-Yo vine aquí a salvar, no a ser salvado...si has de salvar a alguien, que sea a ella.-El pelilavanda le acercó a la mujer y dirigió la vista a su vientre, Shaka le imitó entendiendo de inmediato qué le preocupaba.

Mu escuchó pasos acercándose y se giró hacia la pared desmoronada.-Por favor, salgan de aquí, les compraré algo de tiempo y los alcanzaré después, te lo prometo.

-Eso no es verdad...-Reprochó el ojiazul, conteniendo lo mejor que podía su frustración.-¡¿Crees que no puedo percibir lo débil que se encuentra tu cosmos?!

Ese diálogo fue suficientemente largo para que tres guardias aparecieran en escena.

- ¡ALTO AHÍ!-Gritó uno de ellos mientras corrían al encuentro de los extranjeros, Shaka apretó los dientes de impotencia, pero sabía que no tendría más remedio que respetar la decisión de Mu y marcharse sin él.

-...Espero esta sea la ultima vez que nos apartemos, Mu.-Murmuró resignado, después tomó a la mujer con el mayor cuidado posible y corrió en sentido contrario al de los guardias mientras podía.

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