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Salí de los lockers y corrí para buscar a mi madre. La vi en la recepción, junto con todas sus amigas de trabajo, tomándose fotos ya listas para entrar al salón con los pacientes y todos los participantes. Se veía realmente hermosa. Llevaba un vestido color salmón, le quedaba ajustado del torso y después caía suelto de la cintura hasta las rodillas. Era perfecto. Sonreí y me quedé atónita cuando vi a mi padre. Vestido con un traje negro, una corbata roja y un peinado realmente juvenil, se veía guapísimo.

– Al fin llegas – gritó mi madre. Me hizo señas para que me acercara.

Me acerqué y abrió sus brazos para que la abrazara. Vi a mi padre de reojo, estaba sonriendo y mirando a mi madre. Los amaba de verdad.

– Una foto de los Zenere – dijo Mónica quien manejaba la cámara digital de mi madre. Sonreí para la cámara y el flash me cegó por un momento.

– Te ves hermosa mi vida – chilló mi madre después de tomarnos la foto.

– No más que tú – le sonreí.

Mi padre puso sus brazos a los costados invitándonos a mí y a mi madre a tomarnos de cada uno. Así lo hicimos. Nos dirigimos al salón. La mayoría de los invitados ya estaban en sus respectivas mesas. Todos guapísimos, sonriendo, aplaudiendo y respirando felicidad.

Saqué mi celular y vi un mensaje de mi amiga.

“Ya estoy en la mesa de tu familia. Espero no te moleste”, decía. Me separé de mis padres y corrí a la mesa. Cuando llegué vi a Malena besando a su precioso novio, que llevaba un traje azul marino que combinaba con el vestido de mi hermosa amiga.

– Ahm – tosí. Los dos se alejaron del rostro del otro y se dieron vuelta para mirarme con las manos en mi cintura acusándolos con la mirada.

– ¡Valentina!

Se levantaron de sus asientos y se acercaron para saludarme. Malena como siempre me abrazó efusivamente. Cuando se separó de mí me miró de arriba abajo.

– Dios santo, te ves tremendamente guapísima – me dijo mientras me daba una vuelta. Me sonrió con ternura mientras Gaston se posaba a un costado suyo.

– Hola Valentina – dijo mientras me acercaba para plantar un beso en su mejilla. Su mano viajó a mi cintura y me abrazó. – Al fin te conozco, Malena me ha hablado muy bien de ti. Creo que no exageraba – Gaston rió al igual que Valentina.

– Tonto – Malena golpeó su brazo y lo quitó del camino.

– Te quiero, princesa – dijo Gaston con ternura mientras la tomaba del rostro y ponía sus labios encima de los de Malena.

– Vamos, ve a traerme un poco de ponche, tengo algo que hablar con Valentina.

Gaston se fue. Malena me tomó del brazo y me sacó del salón. Caminamos hasta el ascensor y llegamos a nuestro lugar secreto. Era el piso que jamás habían terminado de construir. Nosotras habíamos llevado un par de cosas con el permiso de los directores del hospital. Me hizo sentarme en una de las sillitas que había en el piso y me miró amenazante.

– Antes de que me cuentes cualquier cosa, quiero que sepas que no deja de sorprenderme tu belleza. Estás perfecta Valentina.

Sonreí y bajé la mirada. La verdad me apenaba muchísimo que me dijeran esas cosas.

– Okey. Déjame contarte.

– Por favor.

Cruzó sus piernas y se recargó en el respaldo del sillón rosa. Puso toda su atención en mí y le conté cómo había sido. No le dije de las clases, ya que Ruggero me había pedido que no le contara a nadie.

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⏰ Última actualización: Jun 09, 2018 ⏰

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Sex Instructor 〘Ruggetina|Adaptada〙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora