Mi Vida Escrita en Un Pedazo de Papel

Bitácora del pasado, Naruto -Parte III

Hola amigos continuemos con esta historia contada por el mismo protagonista.
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Descargo de responsabilidad: Naruto no me pertenece.
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Hola soy Naruto Uzumaki namikaze o namikaze Uzumaki como ustedes quieran, alias "ONI", capitán del escuadrón anbu raíz, continuaremos con esta bitácora de mi vida desde el momento que tengo memoria hasta ahora y lo que me sucederá en el futuro.
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El kyuubi no youko, el demonio de las nueve colas, la criatura más poderosas entre su especie, aquel que ha sido encerrada ya hace más de cien años dentro de un ser humano, al que después se le conoce como Jinchūriki (Poder del Sacrificio Humano) y usaron tres Jinchūrikis, y todos Uzumakis, la primera Mito Uzumaki, luego Kushina Uzumaki mi madre, y finalmente yo Naruto Uzumaki. Todo lo aprendí hace años.

Yo, a causa de una jugada sucia de algunos maestros no pude graduarme de la Academia, yo muy triste y desconcertado por no haberme graduado junto con mis compañeros, al finalizar las pruebas y dieran el resultado, me salí al patio de la Academia, donde hay un columpio, sentado ahí vi al resto de mis compañeros reunirse con sus familiares y eran felicitados y se iban a festejar a algún lugar, en eso se me acerco Mizuki uno de nuestros maestros. Me dijo que había otra forma de graduarme, yo acepte porque no quería decepcionar a Kurenai.

La cosa era algo complicado, se supone que tenía que entrar en la mansión del Hokage, infiltrarme hasta la bóveda secreta, recuperar un pergamino de jutsus poderosos, llevarlo al Bosque a los afueras de la aldea, aprender uno de ellos y asi poder aprobar y graduarme, yo tuve dudas al principio pero era tanto mi deseo de ser Genin que acepte y aparte no creí que me metería en problemas, además ella no estaba en la aldea porque fue a una misión, o al menos ella me dijo eso.

Me acerqué lo más serca que se pueda a la mansión Hokage, me escondi en unos matorrales, desde ahí vi la patrulla de ambus que hacía su ronda dándome cuenta de que había un intervalo de tiempo de 10 segundos donde un sector cercana a una ventana queda desprotegida. Ahí fue cuando aproveche la oportunidad de colarme por la ventana que para mi suerte estaba sin seguro, una vez dentro, me dirijo dónde está la habitación de la bóveda, luego de unos minutos encuentro el lugar y ahí estaba el pergamino que me dijo Mizuki, luego de matarla a mi espalda con una correa, me disponía a retirarme pero la curiosidad me llevo a otro pergamino un poco más pequeño donde había un símbolo en la envoltura "un remolino (o una espiral)" y yo me acordé de alguna vez pregunté a Kurenai y ji-ji, acerca del símbolo porque casi toda mi ropa lleva ese símbolo y ellos me dijeron que pertenecía a mis antepasados pero me lo iban a contar una vez que fuera un shinobi.

Técnicamente ya era un shinobi, lo único que me faltaba era salir del lugar e ir al lugar acordado con Mizuki, aprender un Jutsu y ya, "cosa fácil", así que tome ese pergamino también, me acerqué a la puerta sigilosamente para salir, pero choque con algo o alguien al levantar la vista me encontré con el rostro serio del Hokage, me dio pavor, terror, hasta creo me meaba en los pantalones. Tenía que buscar la manera de escapar, y se me ocurrió una idea, tiempo atrás iba con cierta frecuencia a la Torre Hokage a preguntar ciertas cosas que no entendía en la Academia en caso de que no contaba con kurenai porque estaba en misión, y un día cuando fui lo encontré leyendo un libro y el estaba riendo como un pervertido. Él al darse cuenta de mi presencia rápidamente oculto el libro y sonrió como idiota, Lugo otro día de igual manera fui a la Torre y al llegar no lo encontré, así que espere a que el llegara, pasaron algunos minutos y me aburrí, y con curiosidad me acerque al sillón que el ocupa como Hokage y me senté y al bajar un poco la vista vi uno de los cajones de su escritorio entreabierta, así que la abrí completamente y ahí vi el libro de la vez pasada, al abrirlo y los primeros párrafos me espanto y rápidamente se lo volví a meter en el cajón, y me fui de la oficina prometiendo nunca volver a acercarme a ese cajón.