Capitulo 6: El escondite

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En una noche tormentosa antes de que Emily naciera, había una pequeña pareja de jóvenes perdidos en el bosque, no encontraban manera de salir de ahí, por lo que permanecieron bajo un árbol toda la noche. En la mañana siguiente los dos despertaron para poder buscar una salida del bosque y así poder regresar a sus casas, la mujer había caído enferma durante la noche, aunque no era tan notorio.
Al abandonar el bosque sintieron una vibra extraña, la mujer cayó al suelo repentinamente, era muy anormal aquella situación, el chico la levanto y la llevó a un lugar seguro donde pudieran tratarla, llegaron a un pequeño pueblo a sus cercanías, les hablaron sobre un anciano que había estudiado medicina hacia mucho tiempo, por lo que tomaron camino hacía la casa de aquel viejo médico.
Llegaron en un par de horas y el estado de la joven había empeorado para entonces, tocaron la puerta repetidas veces hasta que el anciano los invitó a pasar, no parecía que tuviera muchas fuerzas, pero era su única ayuda en esos momentos, -Veamos que tenemos por aquí...- dijo el anciano tosiendo, -Supongo que por el estado de la jovencita vienen a que les ayude- continuó.
No se complicaron más las cosas, por lo que el anciano hizo lo que pudo para diagnosticarla, tomo una pequeña muestra de sangre solo para verificar algo, aunque el líquido que había sacado de ella no parecía sangre por donde se viera. El viejo se fue unos momentos a seguir con aquel líquido que había extraído, no parecía que fuera a tardar mucho, pues a los pocos momentos regresó con una hoja, tenía escrito lo que tenían que hacer, el anciano les dio unas herramientas, no entendían para que les servirían, pero igual estaban agradecidos.
-Así que solo tenemos que hacer lo que esta escrito aquí, ¿no?- suspiro la dama, ninguno de los dos entendía a la perfección lo que tenían que hacer, pero lo hacían al ver que la salud de la mujer empeoraba. El hombre comenzó a leer las indicaciones para el solo:
"Primero tendrán que pasar una noche en el lugar que comenzó todo",

Los dos tomaron camino al bosque, pensaron que las herramientas serían para hacerse un refugio, pero no las necesitaron, ya iban preparados con una tienda por si acaso.
Al día siguiente parecía que la mujer se había curada de todo malestar, podía escalar los árboles, correr horas y horas y descansar lo que quisiera sin sentirse mal, había funcionado aquel simple remedio. Pensaron que ya era todo así que podrían salir del bosque y hospedarse en un cómodo hotel, mala idea al parecer, llegando a las afueras del bosque ella se volvió a sentir mal, ¿se saltaron algo?, para ellos era imposible, lo anterior era lo único que estaba escrito en la nota, aunque solo por si acaso la volvieron a sacar:
"... Después de pasar esa noche tendran que ir a una parte recóndita del lugar"
Los dos estaban igual de extrañados por la aparición del texto en la nota, pero como lo de antes parecía funcionar no pensaron en nada y se fueron sin mas a la parte más recondita que encontraron del bosque.
Al encontrarse allí hicieron de nuevo la tienda e hicieron que esa situación pareciese más como un picnic, toda preocupación que tenían desapareció poco a poco al ver que la salud de la mujer mejoraba. Al día siguiente volvieron a revisar la nota por asi había algún otro mensaje nuevo, y en efecto había otro más:
"...Ahora sí siguieron todo lo anterior a la perfección, tendrán que permanecer allí por lo menos 20 días más"
Les parecía demasiado excesivo, pasar 20 días dentro del bosque, pero si querían salir los dos de ahí con la salud al máximo tendrían que hacerlo, así que tomaron las herramientas e hicieron un pequeño refugio, nada envidiable a simple vista. Pasaron 19 días con cierta rapidez, los dos aprendieron a como conseguir comida del bosque en tan corto tiempo, por lo que el alimento no era problema, además juntando un poco de hojas y una sabana pudieron hacer algo parecido a un colchón, parecía que se podrían quedar a vivir ahí por siempre.
Llegó el tan ansiado día 20, el hombre se despertó y no veía a la mujer por ningún lado, pensó que estaría fuera del refugio haciendo comida u otras cosas, al salir del refugio la puerta extrañamente se abrió sola, él no lo notó así que siguió caminando hacía afuera sin ninguna importancia, no vio a la dama fuera del refugio, al ser el último día que pasarían ahí decidió ir a la ciudad en busca de un regalo para ella.
No tardó mucho, pues ya tenía pensado en que comprarle, pasó esos 20 días pensando en ello, volvió al bosque con una pequeña caja con un detalle dentro. Pasó lo mismo que antes no vió a la mujer por ningún lado, ya temía lo peor, pero aún así guardaba la compostura, dejó la caja dentro del refugio con una nota por si volvía y emprendió su busqueda.
Pasó el tiempo y no la encontraba por ningún lado, no quería volver, pero ya estaba oscureciendo, así que no tuvo más opción. Al volver al mismo refugio de siempre vió algo que nadie se hubiera imaginado, la caja estaba abierta y la nota que había puesto estaba arrumbada en el piso, ahora tenía algo escrito por ella:
"Sigo aquí"
Pensó que era una broma de mal gusto, pero no tenía nada más en que creer, luego recordó cuando la puerta se abrió sola, ¿habrá sido una señal?, pero principalmente, ¿de qué?, partiendo de eso al hombre se le ocurrieron dos posibles escenarios, ella había sido secuestrada por magos o su alma y escencia mágica habían sido fusionados con el lugar. Volvió con el anciano en busca de respuestas y en efecto uno de sus escenarios era el correcto, el segundo más bien.
El viejo le explicó que ella iba a morir pronto si no hacia algo, así que en la primera visita que hicieron los dos le lanzó un hechizo, que si bien hacia que no muriera tenía su costo, solo su alma y escencia mágica sobrevivirian a tal enfermedad, por lo que no sabía a que cosa se fusionaría, pero por lo menos había echo algo por ella. Los días en el bosque fueron para que ellos atesoraran cada día como ningún otro.
Al hombre no lo convencía ninguna palabra, -¡ELLA ESTA VIVA ALLÁ FUERA, LO SÉ- le gritó el hombre, la ira del momento lo cegó, parecía no tener control de sus acciones, pero algo lo detuvo, era su cordura, para cuando pudo detenerse ya era demasiado tarde, él había asesinado al viejo. Él ya no sabía si era su demencia o él mismo, pero gracias a eso comenzó a condenar toda la magia en el mundo y pocos años después este mismo hombre crearía la élite antimagia.
Con los años la ira lo volvió a cegar y olvidó todo recuerdo sobre aquel mes en aquella ciudad y su extraño bosque, pero aún así sentía que algo le faltaba, y que la élite que había creado se lo iba a devolver.

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