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- Sabes que confió ciegamente en tu juicio, pero no te sobrepases. – JiMin alzó sus hombros, llevando sus manos entrelazadas detrás de su espalda, mirando a todos lados menos a Jackson.

- No irá a ningún lado, la seguridad que instalaste le rostizaría el pelaje. – y era cierto, no estaba dispuesto a revivir el momento en el que uno de sus centinelas trató de salir de la fortaleza para probar la nueva tecnología de Wang. Gracias a JiMin, que sólo lo había programado con el 10% del voltaje. JiMin se rió entre dientes de manera inconsciente. Lo seguiría haciendo si no es por la mirada de desaprobación a su lado - Te dije que no me iba disculpar. – La siguiente mirada, le hizo rodar los ojos - No me mires así, soy parte de esta manada pero no significa que me sentaré con la cola entre las patas cada vez que quieras demostrar un punto. – ahí, eso era sarcasmo, considerando que todavía no puede completar su primer cambio con éxito.

- ¿Qué hare contigo? Eres el único que, o me obedece como debe ser o me contradice a morir. – JiMin posó un brazo alrededor de los hombros de su amigo. Eran cercanos desde hace mucho tiempo, pero jamás han convivido lo suficiente como para soportarse, los dos tenían una personalidad que no daba cabida a algo más que sus opiniones irrefutables, sin duda, tres meses de constante convivencia estaban causando estragos en su paciencia. No obstante, eran buenos compañeros, lo sabían, eran como hermanos.

- Vamos amigo, ve con tu pareja, yo le buscaré y lo interrogaré apropiadamente.

- ¿Crees que sea buena idea decirle a Mark sobre él? – JiMin asintió. Desde que regresaron de Masan (donde se encontraba la fortaleza de Kwan y donde Mark estuvo siendo prisionero), el chico no ha estado de buen humor, ya sea por la situación de SeokMin y su salvador, o el hecho de que la cirugía le dejó una gran cicatriz en su estómago.

- Estará feliz como una lombriz, pero aún no, hasta que lo interrogue.

- Me parece. – Jackson se alejó de su parcial muestra de cariño y antes de marcharse, señaló hacia el bosque. - Si se rostiza el pelaje es tu culpa. – JiMin estuvo de acuerdo con eso. Pero no creía que el hombre fuera a escapar, veía un gran destello de inteligencia detrás de esos parpados cansados y muecas dolorosas. Pero también sabía que estaba disgustado por algo, cualquier cosa, no iba a ser fácil hablar con el hombre, y aunque no era un experto en las reacciones, intuye que el hombre puede dar buena información, como puede omitir detalles.

JiMin volvió a mirar la hora por tercera vez en cinco minutos. Era una persona increíblemente paciente, virtud que le tocó desarrollar en su trabajo, era en extremo relajado, no iba a negarlo, y menos cuando le ayudaba a pensar. Como Beta de la manada, tenía que meditar siempre con la cabeza fría para intuir y anticipar. No podía dejar que la presión o factores externos le afectaran en la búsqueda de una respuesta. Pero ya estaba anocheciendo y no tenía visión nocturna. Sabía que JungKook estaría en la parte remota donde salen a cazar, indudablemente acechando por ahí, no quería ser parte de su festín si le asustaba con sus pasos o la luz cegadora de una linterna. Así que se levantó del suelo y caminó recto.

Nunca le había gustado, en demasía, el olor que desprendía el bosque, de hecho, jamás le había gustado siquiera la palabra, le recordaba esas historias espeluznantes de niños perdidos e irónicamente, lobos acechadores. Cada vez que sus botas se hunden en la maleza, está más seguro que debería volver y esperarlo sentado. Giró su cuerpo para ver por dónde vino. Estaba tan lejos ya. Agradecía que con el tiempo haya desarrollado el sentido de la ubicación, o estaría perdido, y no estaba dispuesto a pasar por otra clase de humillación con esos lobos apestosos que creían que no podía ser suficientemente bueno para el trabajo.

Aunque, Jackson cumplió su promesa de darle una oportunidad para dejarlos con la boca abierta y sus críticas metidas por su culo pretensioso, JiMin no ha completado lo que se necesita para estar en una manada. En su defensa, no es su culpa, tiene los sentidos, tiene un atisbo de sus colmillos en un débil crecimiento y un tinte rojo en sus ojos cuando uno de los centinelas le hace enojar. Le faltaba el pelaje, las garras, los aullidos. ¡Carecía de todo! Se sentía tan inservible en algunos momentos, pero feroz en otros. Sentía que era un caso de traumatismo con indicios de bipolaridad, pero Hye le había convencido de que era una parte caprichosa de su lobo que se estaba manifestado, que sólo era cuestión de tiempo. Sabía que las cosas con él iban a ser diferentes. Él jamás completó un cambio cuando era pequeño como lo hicieron sus amigos, así que sería una espera interminable de por lo menos meses antes de que todo eso culmine. Pero sus avances eran sorprendentes. No se lo creía, simplemente se lo decían para hacerle sentir bien.

Fragranza (jikook/kookmin)《2》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora