Arnold observaba a Ava pasmado, es más, creyó estar soñando.
—No... No hablas en serio —susurró.
Ava se acercó a la orilla de la cama y luego se levantó, la camisa le quedaba arriba de la rodilla por lo que podía ver sus piernas con libertad.
Y su mente comenzó a recordar aquella primera y única vez, la suave textura de su piel, como la podía hacer temblar si le besaba el interior de los muslos.
Sacudió la cabeza para salir del recuerdo, ella lo seguía mirando con desesperación.
—Sí, si me lo pides lo haría —dijo ella sin apartar la vista.
Arnold empuñó una de sus manos.
—No me vas a hacer responsable de tus actos —espetó, Ava trató de acercarse pero él caminó hacia su ventana y luego la miró con enojo—. Si no te quieres casar lo justo y correcto es que hables con Derek, no me quieras hacer. —Pasó una mano por su cabello, le temblaba—. No quieras que la culpa de tus decisiones recaiga en mí.
—Pero, Arnold... —titubeó, lágrimas escaparon de sus ojos—. ¿Quieres que me case?
—Quiero que te hagas responsable de tus actos por una maldita vez en tu vida —terminó gritando él sin querer.
Su corazón estaba desbocado y le costaba respirar, el estómago le estaba dando tantas vueltas que sentía que en cualquier momento vomitaría.
¿Por qué? ¿Por qué insistía en ese tipo de acción que lo estaban matando lentamente?
Ava puso un pie sobre el otro y entrelazó sus manos frente a ella con nerviosismo, en cualquier otra situación la hubiera encontrado adorablemente sexy.
—Yo... Lo siento —susurró ella.
Arnold cerró los ojos e inclinó su cabeza hacia atrás.
—Leyna te ha estado buscando, ni siquiera con eso tienes consideración, se ha esforzado «En muchas maneras» por darte lo mejor y tú...
—Ella puede usar el vestido si tanto...
Arnold abrió los ojos con sorpresa, Ava respiraba de manera errática y había empuñado ambas manos, frunció el ceño con confusión y rememoró ese día que prácticamente le arrancó el corazón.
Y sintió su sangre hervir.
—¿De nuevo? Maldición, Ava, ¡Ya madura!
Ella volteó a verlo, pudo notar que sus ojos destellaban por la ira que la albergaba.
—Si crees que Derek te es infiel ve y confróntalo, deja de usarme para tus...
—¡No sabes de lo que hablas! —interrumpió ella en voz alta.
—Lo mismo hiciste esa vez. —Pasó la mano por su rostro y presionó ambos ojos con sus dedos—. Es increíble, llevas tres años de relación con Derek y sigues...
La volteó a ver con enojo.
—¿Con cuántos te acostaste cuándo no estuve?
Ava jadeó y lo último que Arnold sintió fue un escozor en su mejilla; la miró de soslayo, lágrimas recorrían su rostro pero sabía que eran por el enojo ante su acusación.
—Te odio —susurró y tras tomar sus jeans y playera que habían estado al pie de la cama, salió de su recámara.
Arnold brincó al escuchar la puerta de su departamento ser azotada, luego suspiró y enredó ambas manos en su cabello con frustración.
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Prohibido
RomanceElla le era prohibida, como la manzana que mordió Adán, como aquello santo que no se debe tocar. Pero la deseaba más que a la vida misma, y ella lo seducía. A una semana de su boda, todo se sale de control, la pasión los consume y caen en aquello qu...