Capítulo 3

780 42 1
                                    

Igual que cada noche durante las últimas semanas, Wolfram se sumió en un profundo sueño poco antes del crepúsculo matutino. Cada día despertaba embarazosamente en los brazos de su ahora prometido, Izana. Una vez más, fue la llamada de sus dos traviesos hijos que lo despertó. Probablemente solo deseaban desayunar lo que Wolfram preparaba, pero para él era un progresó a su aceptación.

Mientras vagaba con flojedad por el castillo como un zombi, registrando las habitaciones en busca de... de qué? ¿Qué esperaba encontrar?

— ¿Niños? — llamó adormilado.

—Buenos días, papá se encuentra bien... —preguntó la voz inquieta de Haki. Siempre la misma conversación. Cada mañana su hija preguntaba para ver si su padre había sobrevivido a sus ataques. Siempre temerosa de despertar y ya no verlo.

—Sí, sólo necesita descansar, no te preocupes — siempre la misma respuesta. — ¿Ya tienes el vestido para nuestra boda? — digo, recordando la discusión con Izana...

— ¿En qué pensabas Wolfram? — pregunta él con ceño fruncido.

—En tus hijos —responde serio con su vista clavada en el picaporte—. Has pensado que pasara con ellos, cuando un día despierten y tú no estés a su lado.

—Yo los cuidare Wolfram, soy su tío.

—Perdona Zen, pero tú ya tienes suficientes responsabilidades con el reino, con tus dos hijos y tu esposa, la cual está embarazada.

Él seguía la charla, ignorando a Izana mientras éste hacia muecas

—Lo haré. Me casare con Izana dentro de una semana, el anuncio ya lo di a todos los pobladores, intenta retractarte cariño —digo, incapaz de contener su ataque de risa.

—Sí, lo has decidido no tengo opción que aceptar...

Izana siguió toda la conversación contestando casi con monosílabos, molesto por la jugada de Wolfram.

—Hace un día precioso, Izana. Te sentaría bien salir a dar un paseo. Respirar un poco de aire fresco.

—Sí... Supongo que sí.

—Igual paso contigo toda la tarde y charlamos un rato.

—No, gracias Wolfram. Estoy bien.

—Bueno, pues nada... Llámame si cambias de idea. Estaré jugando con los niños.

—De acuerdo.

—Padre...

— ¿Qué decías cariño?

—Decía que ya tenemos nuestros vestidos.

●●●

Izana y Wolfram se casaron al día siguiente de su cumpleaños. Wolfram insistió en construir una casa a las afueras del reino donde vivía junto a sus hijos y su esposo Izana.

Los pequeños Haki y Kain recorrían el mundo atraves de las historia que Wolfram les contaba sobre la tierra. Tenía mucho más sentido hacerlo así, ya que cuando no estaban... juntos, Wolfram sentía como si a su cuerpo le faltara un órgano vital.

El día de la boda se propuso ser el mejor esposo y padre del mundo. Como casi todos los donceles, había soñado con una boda de cuento, con un traje de príncipe y un hermoso día soleado en un lugar romántico, rodeado de sus seres queridos. Imaginaba que la recepción sería la mejor noche de su vida y se veía bailando con todos sus amigos, siendo la admiración de la concurrencia y sintiéndose alguien especial. La realidad fue bastante distinta.

VuelveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora