Capítulo 1

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Todo esto comienza en una "amorosa" escuela que vaya quien dónde queda. Después de una hora, la profesora al fin llega. Imaginen a una profesora desarreglada y unos alumnos que aspiran el polvo de las tizas. El salón es todo un descontrol. 

 —Bueno chicos, como me dio alta paja organizar la clase de hoy, les voy a leer una hermosa historia que no les va a servir en lo absoluto para su futuro. — dijo la profesora. 

— ¿Es sobre el aborto? — preguntó un alumno random. 

 — No, no me rompas las pelotas. — respondió muy amablemente la profesora.

 — Profe, yo creo que debe haber una campaña que se llame "Faso para todos". LEGALICEN EL FASO. 

— Estoy de acuerdo con eso. Bueno, ¿me dejan empezar a contar la historia? 

— Sí. — respondieron todos los alumnos.

— "Había una vez, una hermosa señorita llamada July. Todos quedaban encantados al verla..."

— Profe, ¿cuánto cobra July la hora?— preguntó un alumno random again.

— CÁLLENSE, PENDEJOS DE MIERDA. SI HABLAN, HAY TABLA. MALDITA SOCIEDAD DE MIERDA. ADEMÁS, COBRA EN DÓLARES, ASÍ QUE ESTAS COCINADO NENE... Ya, mejor sigo. "Un día normal como todos, decidió salir a pasear por las calles de el maravilloso pueblo sin nombre. Era un día soleado y July se encontraba algo triste y sola. Caminó y caminó, muchos la saludaban, pero ella necesitaba alguien que la acompañe para siempre. Podía parecer una joven muy feliz y sin problemas, pero no. Esta rutina de extensas caminatas parecía ser lo mejor para ella, aunque no encontrara a nadie con quien hablar. Ese día, July no esperaba nada muy diferente. Poco a poco se fue alejando de la ciudad. Llegó a un campo muy verde. July quería quedarse allí, era un lugar muy bello. Lo recorrió casi completamente. Quedó muy cansada y se recostó en el césped lleno de bosta de caballo. Escuchó algunos pasos que se acercaban hacia ella. Cuando miró hacia arriba, se encontró con el enfadado rostro de una extraña. La extraña estaba vestida como típica metalera sucia.

— ¡Salí de acá, pelotuda! — le gritó la extraña.

—  Pero... yo no vine a molestar, solo quería descansar.  —  dijo July desanimada.

—  Te dije que te vayas, no te pregunté qué estabas haciendo.

— Bueno, como digas...

— Si se te ocurre volver te parto la cabeza.

July dio unos pasos pero volvió hacia la extraña.

—  No te pregunté tu nombre, que mal de mi parte.

—  ¿Si te digo te vas a ir de una puta vez? 

— Oh, claro. Yo soy July, un gusto.

 — Ah, que bueno. Soy Oasis, y salí de mi campo ahora.

— No sabía que los metaleros también tenían campos, interesante...

— TE DIJE QUE TE VAYAS, LA CONCHA DE TU MADRE.

 —  Tengo una idea. Voy a ayudarte a cuidar a los animales.

 — Ni lo sueñes.

 — Pero, soy muy buena ayudando. ¡Te lo suplico!

 — Te dije que no. Andá a la cucha.

  — ¡Te lo suplico! ¡Hago lo que quieras!

— Bue, dale, pero más te vale que trabajes bien o te juro que te asesino. 

— A la orden.

— Mirá, ahí tenés a las gallinas, dales de comer.  

— ¿Pero con qué?

— Ya te doy la comida, pesada de mierda.  

Oasis le da la comida a July y July se va bien feliz a alimentar las gallinas. 

— Hola, eh... ustedes, les traje comida. — dijo July mientras tiraba la comida al suelo. 

De repente, notó que una gallina se quedó mirándola fijamente. La gallina no se movía, solo se dedicaba a mirarla. July se sintió muy incomoda, sin embargo, le acercó una parte de la comida. La gallina seguía sin moverse. Como July pensó que a la gallina le pasaba algo, corrió a avisarle a Oasis. 

— Oye, una de tus gallinas está loca. Todas andan comiendo menos esa que me está mirando y me incomoda mucho, espero que no le pase nada.

  Oasis se acercó a las gallinas.

— Es Pedrito. No te preocupes, Pedrito es todo un personaje.

— Ya veo, es una gallina muy especial...

— Dejá de hacerte la buena conmigo y trabajá.

July volvió con las gallinas. Pedrito seguía ahí. July se distrajo un poco y cuando vio a Pedrito al lado suyo pegó un grito. Pedrito tenía una rosa en su pico.

—  Oasis tenía razón, pareces una de esas gallinas de las películas. 

Tomó la rosa con desconfianza y se alejó rápidamente. Pedrito la estaba siguiendo. De todas maneras, no podía negarlo, era la gallina más bonita que había visto en toda su vida, pero no quería ser acosada de esa manera. 

— Ve con tus amigos, vamos.— le dijo a Pedrito para que se fuera.

— No. Quiero quedarme contigo. — respondió la especial gallina.

A July casi le dio un paro cardíaco, ¿desde cuándo las gallinas eran capaces de hablar? ¿Acaso estaba drogada? Nadie lo sabe. Lo que sí sabemos es que July era una jodida enferma a la que le gustaban los animales.

—  CÁSATE CONMIGO, PEDRITO. — le gritó a la pobre gallina.

— Cuando quieras, nena. 

En eso llega Oasis, la cual había escuchado todo lo anterior. Su expresión de asco era inolvidable.

— LOCA DE MIERDA, TENÉS LOS DÍAS CONTADOS SI TE SEGUÍS METIENDO CON MIS GALLINAS. — exclamó.

— Oopsi. Bueno, ella no importa. Mañana nos casamos, mi amor. — murmuró July llena de alegría."

— Bueno chicos, hoy vamos a leer hasta acá, no hay más tiempo. 

— Ay, pero profe, hasta estaba buena la historia. — se quejó alumno random.

 — Me tengo que ir. Ah, y recuerden... ¡VIVA LA ZOOFILIA!

— ¡VIVA!




Bueno, pendejitos de mierda, más les vale que les haya gustado. Chau, sigan con sus miserables vidas <2+1                                                                                                








Amor Sin LímitesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora