Capítulo 3

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¿Pensaron que Random iba a salirse con la suya? Es un puberto de mierda, ¿acaso se esperaban un milagro? Al pobre Random lo llevaron a la comisaría. Conflictos con los padres, ya saben. Digamos que los padres de Random eran dos drogadictos que ignoraban completamente a su hijo. Fueron a la comisaría armados, pero estaban tan drogados que en vez de disparar a los policías, dispararon a ellos mismos. A Random le chupó un huevo. Nuestro héroe no lloró por sus pobres papis, al contrario, les disparó a todos los policías y se fue corriendo. (Ja, los engañé, obvio que Random se iba a salir con la suya). 

No tardó mucho en darse cuenta que había unos extraños peces encima árboles, su aspecto era similar a Zack de Amor Sin Límites, los ignoró porque pensó que era una ilusión causada por los hongos que había consumido poco antes. Al resto de sus compañeros los dejó de lado, no eran ni la mitad de geniales que él. También pudo notar que había un auto con la puerta y un negro muerto en su interior. El negro tenía facha de rapero reventado. 

  — Muy bien, menos mierda en el mundo.— murmuró Random. 

Random estaba muy cansado y se sentó en el banco de una plaza. Llevaba el libro "Amor Sin Límites", se lo había robado a la profesora Elba Nanón de Gonzalez unos días antes. Se compró una gaseosa de meo de rata y comenzó a leer.

"En el campo había un peculiar establo. Obviamente, había muchos caballos junto a sus hermosas cagadas. Pero, lo que casi nadie sabía era que ese establo ocultaba algo. En el medio, había un agujero cubierto por hojas. Las hojas ocultaban una habitación secreta. Eternal, bajó las escaleras que llevaban a la habitación, pero, como era un bueno para nada, se resbaló y se cayó al suelo. 

  —  Jefa, ya estoy aquí. Perdón por tardar. dijo algo avergonzado. 

  — No esperaba más de alguien como vos, Eternal.— le respondió Oasis.  

  — Ay, jeje. Pues... ¿para qué me llamó? 

  — Tenemos un plan interesante para armar.  

  — Ah, genial. ¿Qué hay que hacer?

  — Yo le dije a Pedrito que lo iba a ayudar a que July vuelva con él, pero no voy a ser así de buena.  

  — No entiendo por qué le tiene tanto odio a July...  y ahora, ¿a Pedrito también?

  —   Creo que va a ser mejor que no te preguntes nada y hagas lo que yo te diga.

  — Oh, claro, jefa. Perdone.   

  — Bueno, Pedrito nos va a llamar para armar el plan con él. Quiero que hagas como si nada hubiera pasado. Decís algo de nuestro plan y morís.

  — Ehh, claro, jefa.  

 —  Hay que destruir a Pedrito...

  — Eso creo...  

El resto de esa conversación va a quedar libre a la imaginación porque cagaría un poco la historia. Ok, vamos con Pedrito. Pedrito estaba triste espiando a July mientras tenía una romántica cita con Zack. Pedrito lloraba en silencio. Unas horas antes, Pedrito había encontrado un libro de magia negra tirado en el medio del campo.  Le iba a ser de mucha ayuda para terminar con Zack, ese extraño pez baboso. Fue a buscar a Oasis. No estaba por ningún lado. De repente, se la encontró meando un árbol. Oasis intentó disimular que no estaba haciendo nada raro.

— ¡Pedrito! ¡Mi gran amigo!  ¡Hoy es el día de la venganza! exclamó Oasis.

— Reunión en el café que está en las afueras del pueblo a las 5. le respondió Pedrito.

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