El día no tardó en llegar, Shikamaru ya andaba despierto por la casa mirando las piezas de Shogi mientras que Shikaku esperaba a la llegada del Sarutobi.
De pronto se escuchó el timbre de la casa junto a una voz algo conocida por aquellos dos Nara que se encontraban despiertos.
Shikamaru decidió quedar observando las piezas mientras que Shikaku fue a abrirle con gusto.
—Buenos días Shikaku, veo que decidiste madrugar —el Sarutobi tan solo rio un poco por su propio comentario.
—Sí —aclaró éste con una sonrisa—. Shikamaru está dentro, puede que quiera verte antes de que nos vayamos.
—Entonces con tu permiso iré a saludarle —le respondió al contrario para luego ir directo al cuarto del joven Nara, que se encontraba aún viendo aquellas piezas de Shogi entretenido sin darse cuenta de que su Sensei estaba ahí. El mayor al darse cuenta, se le acercó y le dio un cálido saludo—. Hey, Shikamaru —le sonreía con cierto tono de felicidad.
—¿Mm? —al verlo no pude evitar recordar lo que ocurrió el día de ayer por lo que volví mi mirada a las piezas—. ¿Van a irse?
Se extrañó un poco por la reacción de su querido alumno aunque hizo no prestarle mucha atención a ello Sí, la verdad es que estaremos todo el día por lo que hoy no podemos entrenar juntos.
—Ya veo, bueno, no pierdan más tiempo, marchen y tenga cuidado Sensei —dije así tomando uno de los peones que se encontraba más alejado del resto.
Asuma tan solo asintió a las palabras de su joven alumno y marchó de la habitación con su mirada clavada en aquel peón-(¿Qué es lo que te sucede realmente Shikamaru?)
Sabía perfectamente que Asuma debía estarse preguntando por mi comportamiento, pero no le dediqué ni un solo pensamiento a ello, simplemente mantuve ese peón en mis manos para después colocarlo nuevamente donde estaba.
—¿Nos vamos? —preguntó el más menor de los dos con una sonrisa, a lo que el otro asintió para luego salir a la vez cerrando la puerta dejando solo a Shikamaru.
—Por supuesto, Shikaku —a paso tranquilo el Sarutobi emprendió camino hacia el mercadillo de la aldea. Hoy era un día festivo y quería regalarle algo a Kurenai-
Al llegar ambos hombres estuvieron buscando en todas las paradas algo que poder comprar como obsequio de semana santa, el abril había llegado al igual que el día de los besos.
—Esto es agotador, no se que podría comprarle a Kurenai —comentó Asuma mientras mordía ligeramente su cigarrillo e abría y cerraba su mechero con nerviosismo.
—No te preocupes de más, Asuma. Cuanto menos lo pienses verás que rápido se te hará encontrarlo —le dijo el Nara de manera que pudiese calmarlo.
—Gracias por ello Shikaku, supongo que no le daré muchas vueltas al asunto.
Después de aquel agradecimiento por parte del más menor, ambos continuaron con su camino. Pronto se hizo de noche, y ya solo quedaban pocas oportunidades para obtener algún regalo. Al final el mayor tuvo que irse para sus consiguientes tareas que haría mañana en una misión de nivel medio, dejando al Sarutobi con una presión que lo desesperaba hasta no poder pensar con claridad. Por casualidad la Yamanaka pasaba por allí y le preguntó el porqué de su estado de ánimo.
—Verás Ino, ¿sabes qué día es hoy?
—¡Por supuesto que sí Asuma-sensei! Es uno de esos días tan románticos de la temporada primaveral. Justo para los enamorados de todas las aldeas. Espera...¡no me diga que no sabe qué darle a Kurenai-sensei!
—¡Shhh!, aguarda silencio Ino —decía incomodado el Sarutobi mientras pedía por favor que nadie les hubiera escuchado.
—No se preocupe, si quiere algo para ella entonces podría darle estas rosas rojizas, son de esta temporada, y nuevas. Sea el primero en regalarselas a alguien, anda —la Yamanaka se las ofreció gustosa sin pedirle préstamo a cambio.
Aquellas rosas formaban como una espiral de tonalidades distintas que iban intercambiando por cada paso que recorría sus pétalos hasta el centro de cada una de las susodichas. Era simplemente hermoso a vista de cualquiera, le recordaba mucho a los ojos de Kurenai, tan intensos y relajantes que las aceptó agraciado por el gesto de su alumna. Poco después fue a la casa de la Yūhi para entregárselas. Por el camino de vuelta tuvo que recorrer el mercadillo de nuevo, topándose con una extraña pieza de Shōgi. Era el alfil, detrás de aquella pieza había una palabra escrita, describía la palabra amor, como la unión fuerte de maestro y alumno que portaban ambos. Le pareció tan única que la compró a cualquier costo que se vendiera tal extraordinaria pieza.
—¿A cuánto vende esta pieza de aquí? —preguntó intrigado por ella.
Al final tuvo que vaciarse todo su monedero, pero no le importaba si era por su mayor alumno y discípulo. Estaba como cuando a un niño le regalaban su primer dulce o el juguete que tanto había estado esperando. Emocionado por querer dársela enseguida.
. . .
El Nara seguía esperando en su habitación mientras el silencio le inundaba. Pronto llegó su padre a casa y ambos se saludaron, Shikaku sabía que algo le sucedía al menor por lo que decidió dejarlo solo. Shikamaru seguía con una extraña sensación en su pecho, había estado avanzando esa solitaria partida de Shōgi en su habitación.
—Uff...esto es un fastidio —se decía para sí mismo mientras rascaba su nuca un poco y suspiraba por su maestro.
El Sarutobi fue a prisa a casa de su preciado alumno con la pieza en mano. Tan pronto llegó le dió un cordial saludo a Shikaku pidiéndole por un momento con su hijo a lo que él aceptó.
¡Shikamaru!
Créditos a: -Trafalgar-Law-
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MEDIO CIGARRILLO (AsuShika)
FanficShikamaru está intentando poner a prueba su partida para poderle mostrar sus sentimientos a Asuma, pero lo que no se esperaba es que tendría que tratar con su padre y Kurenai para poder tener el camino libre de obstáculos y hacer que el mayor por fi...