II.

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"El fin justifica los medios".

Nicolás Maquiavelo.

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Presente...





Jimin aún seguía acabado por la reciente muerte de su madre, se encontraba sentado en el sofá de Seokjin tratando de distraerse con la televisión. Sus hermanos pequeños jugaban y revoloteaban por el patio con la mascota del dueño de casa, ignorando por completo la situación que tenía ocupado los pensamientos de su hermano mayor. Jimin quería volver a esa dulce inocencia.

Seokjin estaba preparando la cena, la única receta que según él, jamás fallaba cuando alguien estaba triste.

—¡Hey Chim! Tengo algo que puede curar esa carita tan triste— Entonó Seokjin.

—No quiero nada Seokjin, enserio muchas gracias.

Seokjin se acercó con cuidado hacia su mejor amigo tratando de no botar el contenido de las tazas que traía en equilibrio y se posó frente la mirada cabizbaja del joven Park.

—¿Estás seguro?— Preguntó Seokjin alzando sus cejas. Jimin alzó su mirada hacia su amigo notando que el contenido de las tazas era chocolate caliente con malvaviscos. Jimin sonrió mientras Seokjin le ofrecía una taza.

—Seokjin, no te hubieras molestado— Sonrió amargamente Jimin acogiendo la taza en sus pequeñas manos.

—Quiero ver esa sonrisa siempre Jiminie, haría lo que fuera— Dijo Seokjin sentándose al lado del pelinegro— Eres fuerte Jimin, sé que saldrás de esta.

Jimin no miró a su amigo por un buen rato. No sabía qué decirle, estaba confundido por aquella actitud tan extraña en Seokjin, tan afectiva, tan amorosa.

—Enserio muchas gracias por dejarnos invadir tu propiedad Jin— Soltó sarcásticamente Jimin.

—No es nada, después de todo, esta casa tiene demasiado espacio para una jovencita independiente como yo.

Jimin solo se limitó a sonreír mientras miraba su taza de chocolate caliente. Ya la noche había caído, y el fino cuerpo del joven Park comenzaba a pesar poco a poco, aunque en su mente él no quería admitir que estaba cansado.

—Bien, ya es tarde ChimChim—Dijo Seokjin levantándose del sofá— Y tú más que nadie debe descansar, mañana será un largo día, ¿Quieres que te acompañe al juzgado?

—No creo que sea necesario Jin, puedo solo ¿Sabes?, además me serías de gran ayuda si cuidas a mis hermanos mientras hago esos trámites, si los llevo conmigo se aburrirían un montón.

—Claro— Suspiró Seokjin— Cualquier cosa en la que pueda ser de ayuda, estaré allí, para ti Jiminie.

—No lo dudo Seokjin— Jimin se levantó y se dirigió hacia su amigo para posar sus abultados labios en su mejilla—Gracias.

Seokjin se paralizó de inmediato y con ello sus mejillas se tornaron rojas. Jimin soltó una carcajada al ver la reacción de su amigo, mientras que el más alto moría de la vergüenza. Ese pequeño lapso fue como si todos los problemas se hubiesen esfumado, se sintió como en el pasado, y para Jimin, aunque el tiempo haya sido acotado, fue lo suficiente para aclararle que estaba vivo, que tenía que avanzar.

Después de eso, Jimin llevó a sus hermanos a la habitación de invitados que le indicó Seokjin. Los arropó a cada uno con unas poleras viejas que le prestó su mejor amigo y les dió el beso de las buenas noches, justo como lo hacía su madre.
Por su parte, el joven Park iría a dormir al sofá, del cual no se quejó mucho pues era bastante cómodo y amplio, pero antes, necesitaba conseguir una almohada y un par de mantas para pasar la noche, por lo que se dirigió a la habitación que pertenecía a Seokjin.
Tocó armoniosamente la puerta hasta que el joven Kim se asomó.

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⏰ Última actualización: Jan 28, 2019 ⏰

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