Septimo grado, 2015.
Al recibir un nuevo año tenemos la oportunidad de sumergirnos en nuevas experiencias. Nuevamente capaces de moldear diferentes fragmentos de nosotros en un pleno comienzo.
Inesperadamente, al momento que escribo esto me doy cuenta de ello. Sé que ya hay mucho que contar y necesitas saberlo. La punta del lápiz muy afilada sera mi canal para llegar a el corazón que se encuentra entre las paginas.
Todos son una serie de eventos que necesariamente yo no imagine.
Dios siempre ha encontrado el camino correcto para manifestarse en mi vida, pero yo era quien no estaba totalmente dispuesta a escucharle. Justo antes que el 2014 finalizara decidí que sería tiempo de volver a la iglesia. Atendí el llamado esta vez. Comencé a ir al culto de domingo por la mañana. En esta iglesia, que también es parte de mi colegio. Tienen un espacio para los jóvenes y para ello existen diferentes grupos a los que puedes asistir si piensas que el culto no se adapta a tu necesidad espiritual todavía. Además, parecía como una gran opción para hacer amigos en general.
Fue así, mi mamá entraba al culto. Y yo opte por irme al grupo de jóvenes. Despertó mucha curiosidad en mí desde el momento en que me hicieron la invitación una vez. Al entrar pude sentir como se tomaron el tiempo para observarme. No sé si sus miradas murmuradoras se debían gracias a la forma en la que yo vestía o por la sorpresa acerca de un nuevo miembro uniéndose a la congregación. Sin embargo, no iba determinada a hacer amigos. Quería escuchar el mensaje que se transmitiría a través del pastor. Y me gusto desde esa primera vez.
Y sin pensarlo, aquí comenzaría una historia más.
La verdad fue que toda esa amabilidad que se me había planteado acerca de quienes conformaban ese grupo, era nula. Al estar ahí era simplemente yo viéndolos interactuar. Nunca pensé si había algo malo conmigo, pero si pensé que les desagradaba. Todos parecían ser amigos de toda la vida, mientras yo parecía no existir. No deje que tuviera importancia y me concentre en el mensaje.
Aunque mirando cuidadosamente en el lugar encontré un par de ojos mas notables de lo común que me sonreían tremendamente pintados con un color café detonante.
Su apariencia sobresalió del montón para mí. Tiene una gama de expresiones en el rostro que revela al interactuar con los demás. Su voz es muy prominente, tanto así que me provoco centrar mi atención en él. Al verlo caminar de un lado a otro pude deducir que su altura esta por encima de la mía y que tiene unas piernas bien formadas, parece el tipo de chico que practica algún deporte.
Acompañado de un par de pantalones caqui y una sonrisa con la que pareciera cierra todos sus tratos.
En ese momento no tenía ni una sola idea acerca de él. Pero al parecer mi mente comenzaba ya a aficionarse con la idea de él.
Lo que ese día se hizo evidente para mí fue la chica que sujetaba su mano cariñosamente. Ahí fue cuando pensé debía dejar que mis ojos se perdieran en otro lugar ya, mas no en él.
Una bomba atómica se instaló en mí. Ante la inseguridad y emoción que siento ahora, ¿Qué más puedo hacer? Una ola de sensaciones extrañas se viene hacia mí al pensar en lo que podría pasar.
En mi mente siempre he establecido una "política" que me dicta que si tengo un interés en una persona que tiene una relación sentimental con alguien mas, ¿Cuál es el caso que yo ponga mi interés de una manera "romántica" en esa persona? Ilusa esta vez, creyendo que me conozco muy bien, sé que no intentare nada. Pero a la vez quiero creer que no hay ninguna señal que me detenga.
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Writing In The Dark
Teen Fiction" Estas historias alguna vez fueron sobre mi vida. Ahora, lo serán sobre la tuya. " Estas, son las confesiones sobre la vida de Gracia. Algunas más realistas que otras. Algunas más románticas que otras. Donde todo sube y baja, y nunca se sabe que es...