Atomic; XiuHan.

Atomic.

LuHan nunca pensó que fuera guapo, la belleza era diferente en cada cabeza, en realidad. Era curioso ver como muchas chicas y chicos, en raros casos, confesaban su amor por él, pedían su número telefónico, su Facebook o algo así, teniendo que alejarse, totalmente incómodo por que se sentía hostigado.
LuHan nunca se sintió guapo a pesar de tener a tanta gente tras él.

Era algo como tener un peso constante en su pecho, en su mente, una piedra grande y negra que no podía terminar de subir nunca, por que arriba estaba la luz que necesitaba y no la podía tener, LuHan nunca se sintió feliz a pesar de tenerlo todo, de no necesitar nada, por que iba a clases de danza, tocaba el piano, tenía amigos y una excelente familia, su cabello rubio y piel pálida como la Luna y aún así, no se sentía contento con ello, por que siempre era controlado, cada paso y cada sonrisa después de un recital o presentación, nunca se sintió lleno con lo que hacia, quería tener una aventura que contar después, sentir la emoción, el sudor bajar por su frente, la excitación de realizar algo por su cuenta.

LuHan nunca pensó que su vida cambiaría tanto con la llegada de un chico nuevo, desconocido por todos, sin un pasado en esa ciudad, un chico con ojos ansiosos que quizás, muy en el fondo ocultaban tristeza.
Un chico que siempre lo miraba desde la ventana del estudio donde bailaba.
Kim MinSeok, recuerda escuchar su nombre en una conversación ajena.

Su maestra de danza siempre le decía que ese chico era un bueno para nada, LuHan nunca entendió la razón.

Quizás fue una coincidencia, el destino, el amor, cualquiera de esas basuras, pero esa noche oscura, cuando salia tarde de un ensayo, el agua caía del cielo sin compasión y su teléfono había quedado sin batería aquel chico de cabello oscuro y piel levemente bronceada se acerco a él, sonriendo y mostrando cada uno de sus dientes blancos, junto con un paraguas azul marino.
Su corazón se acelero solo un poco, lo jura, solo un poco.

Sabia que no debía de seguir a un extraño, pero no dudo ni un segundo cuando MinSeok le pregunto, con aquella voz tan hermosa.

— ¿Quieres ir a mi auto? Te puedo llevar a casa, Señorito bomba atómica.

LuHan pensó, unos segundos, terminando por asentir un par de veces y cubrirse en su paraguas, ignorando aquel apodo tan ridículo, caminando lado a lado hasta su auto y subiendo cuando la puerta fue abierta de forma caballerosa.

— He de admitir que el auto es de un amigo, pero qué más da.

Dijo con burla, terminando por sacarle una sonrisa a LuHan.
Al final de unos segundos aquel chico encendió la radio, la melodía de una canción vieja sonaba y el ambiente era cálido aunque afuera estuviera cayendo una de las tormentas más fuertes que la ciudad había experimentado.

La luna, aun así, se imponía con su Luz ante todo pronostico, brillando en aquella tormenta.
Iluminando el momento en que dos cuerpos, inexpertos y ansiosos compartían un beso, el primero de muchos, el momento en que dos vidas cambiaron por completo.

»Y este amor que he cuidado.
Se esta agotando...«