Atomic.

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MinSeok siente el sudor bajar por su frente, las noches calurosas de verano siempre le habían gustado.
La luna brillaba alto, tan grande como aquella vez que beso a LuHan por primera vez, lo recuerda bien.
Se mantiene recargado contra su moto, esperando la llegada de alguien a las afueras de la ciudad.

Lo habían planeado todo después de salir por un año, escapar juntos de esa gris ciudad con gente estirada y aburrida, ir a Las Vegas y triunfar por que su banda lo esperaba allá y LuHan era tan lindo y buen bailarín que, sin duda, conseguiría un empleo en seguida.

Tras unos segundos escucha pasos detrás, corriendo rápido, sonríe y da la vuelta, mirando a LuHan con su cabello rubio brillando con la luz de aquella noche, su corazón late un poco más rápido, jura que no fue casi nada.

Lo mira sonreír, soltando una risa después.

— Debiste de ver sus rostros...

Murmura su chico, MinSeok ríe también, ambos suben a su motocicleta y arranca rápido, viajando entre el desierto, con las estrellas iluminando su camino, bueno, son jóvenes y tienen toda una vida por delante para triunfar.

— ¿Listo para una nueva aventura, Señorito Bomba Atómica?
Cuestiona MinSeok una vez que están frente al gran letrero con letras brillando, se hacen promesas, jurando un amor eterno.
— ¿Por qué me llamas así?
Pregunta al cabo de unos segundos, sonriendo, con sus mejillas rojas y MinSeok no puede evitar sentir ternura, le encantaba lo inocente que podía ser, aunque también le preocupaba.
— Bueno, eres un señorito hasta que seamos esposos, además, siempre te presentaban así, Señorito LuHan.
Termina de decir con voz graciosa, mientras ríe y mira al menor negar un par de veces, manteniendo aquella brillante sonrisa.
— Bomba atómica, eres así. Puedes destruir todo lo que yo tengo soy si caes, tan fuerte y peligroso, aunque no lo parezca.

La noche sigue, su banda ya ha conseguido un trabajo en uno de los casinos más populares y justo les hace falta alguien que pueda bailar, era perfecto.
Puede apostar lo que fuera a que el destino estaba a su favor aquella noche, aunque nunca termino de confiar en el propietario del casino, un señor algo mayor, pudo notar como miraba a LuHan.

Y así es la vida, se recuerda, LuHan siempre iba a llamar la atención y no le molestaba, por que sabía, creía que LuHan siempre lo amaría a pesar de todo, por que ambos lo juraron así.

Los meses pasan rápido, convirtiéndose así en dos años, tenían su propio departamento, no era la gran cosa pero estaban juntos y siempre tenían lo que ambos habían juntado, juntos y por separado.
Esa noche, cumplían ya tres años de ser pareja y era el momento perfecto para dar un paso más.
Sus piernas se movían entre la ciudad, tenía un anillo en el bolsillo, nada demasiado ostentoso, pero significaba una unión eterna.

No sabia exactamente por qué, pero sentía cierta inseguridad recorrer su cuerpo, pasaba al rededor de diferentes parejas y por alguna razón, todos tenían el rostro de LuHan y de aquel viejo.
Su corazón late más rápido, preocupado acelera el paso hasta llegar al casino y puede verlo, desde la ventana, la sombra de LuHan y de alguien más, claro que sabe de quién es.
Los mira besarse, sus ojos se cierran, los fuegos artificiales estallan tras el y siente como si le hubieran enterrado una daga en la espalda.
Se da la vuelta, no planea reclamar acerca de nada, por que lo piensa bien, nunca podría darle una buena vida a LuHan y entonces se da cuenta de que esta haciendo lo mejor.
Arroja el anillo lejos, sintiendo su corazón pesar.

— Vas a extrañarme cuando me haya ido, Señorito Bomba Atómica.
Murmura como última promesa, sus pasos no se detienen hasta llegar a su apartamento, tomando sus ahorros, su ropa y lo necesario.
Sabe que no hará falta.

»Tu alma era inocente.
La besaste y la pintaste de negro

Atomic; XiuHan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora