Lunes a las 7:00 am, dos días después de la boda y del beso con Bella. Aun no podía creer que después de tantos años, me había atrevido a hacerlo. Sin embargo, no había vuelto a hablar con ella, más que por mensaje de texto. Tal vez uno de estos días pueda invitarla a una cita.
Desayuné, me subí a mi motocicleta y me dirigí a la Universidad. Llegué y me dirigí a mi casillero. Estaba buscando mi libro de química cuando mi mejor amigo apareció.
- Hola bro - dije feliz.
- Hola hermano, ¿Cómo estás?
- Muy feliz realmente - sonreí
- ¿Cómo te fue con Bella en la boda?
- Excelente, por fin la besé.
- Ese es mi Justin - y me abrazó. Amo a este sujeto. Continuamos hablando sobre Bella hasta que apareció por el pasillo, pero no estaba sola. La sonrisa de mi rostro se borró.
Narra Bella
Día lunes y tenía que regresar a la rutina e ir a la Universidad. Me duché y vestí para ir.
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Bajé a desayunar pero mis padres no estaban, me dejaron una nota que decía que se habían ido al super. Marissa ya estaba en su Luna de miel en República Dominicana, un hermoso lugar.
Preparé tostadas y café, y me senté a desayunar. Mi celular sonó indicando que me había llegado un mensaje de texto. Mordí la tostada y leí el mensaje.
Mensaje de desconocido: Volví a la ciudad. ¿Podemos vernos?
Miré extrañada la pantalla del celular intentando descifrar quién podría ser.
Mensaje para desconocido: Lo siento, pero no se quien eres.
Mensaje de desconocido: ¿Ya te olvidaste de mí?
Mensaje para desconocido: O me dices quién eres o dejaré de responder.
Entonces mi celular comenzó a sonar. Esta vez una llamada, del mismo número. No iba a contestar, pero me intrigaba saber quién era.
- ¿Quién eres y por qué rayos tienes mi número? - tal vez soné un poco agresiva pero me estaba asustando.
- Hey, tranquila Bell. Veo que conservas el temperamento de siempre - Sólo una persona en el mundo me llamaba ''Bell''.
- Leo Lombardo - sonreí aunque me tomó por sorpresa.
- ¿Cómo estás Campanita?
- Bien ¿Y tú, Peter Pan? - Lo sé, los apodos eran terribles. Pero bueno, íbamos a la secundaria cuando los elegimos. Él comenzó a decirme ''Bell'' en vez de ''Bella'' hasta que descubrió que ''bell'' significa campana y lo asoció con Campanita. Pasábamos todo el día juntos y éramos tan unidos como Campanita y Peter Pan.
- Bien. Te extraño - maldita sea. No entendía por qué aún seguía generando cosas en mi interior. Después de tantos años, Después de tanto dolor. - ¿Podemos vernos?
- Leo... No lo sé. ¿Qué quieres? - mordi mis labios.
- Verte. - se mantuvo en silencio por unos segundos y como no respondí, continuó - Isabella se que no hice bien las cosas y que no debería haberme ido sin avisar, pero quiero verte para poder explicarte...
- Okay - suspiré - ¿Cuándo?
- ¿Puedes ahora?
- Tengo que ir a la Universidad en media hora.
- Perfecto, en 15 minutos paso por tí y te llevo a la Universidad - No me dejó responder porque colgó.
Les contaré quién es Leo Lombardo. Cuando yo tenía 17 y estaba en secundaria, es decir, casi 4 años atrás; Leo vino desde Italia a Nueva York para vivir con su padre. Aunque se habían visto pocas veces hasta ese momento. Sus papás se conocieron cuando su padre fue a vacacionar a Italia. Leo fue resultado de ese amor de verano. Años después, su madre contactó a su padre, quien lo invitó a vivir con él durante un tiempo para recuperar el tiempo perdido. Así que se mudó aquí, y casualmente se inscribió en el mismo Instituto al que yo iba. Allí nos conocimos, nos hicimos amigos, y luego empezamos a salir. Estuvimos en una relación por seis meses, aunque nunca llegamos a ser novios oficialmente. Un día, intentó llegar a tercera base conmigo, pero yo no estaba lista y le dije que prefería esperar. Dos días después, volvió a Italia con su madre sin darme ninguna explicación y jamás volví a saber de él hasta hoy. Sufrí mucho durante varios años, pero ya lo había superado. O eso creía.
