Capítulo 7

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Ian Cohen en multimedia.

Era sábado por la tarde y me encontraba sentada en el hall de mi casa esperando a Alexa. Tan sólo faltaban dos fines de semana para la boda de Marissa y Mike, y yo aún no tenía vestido, así que mi mejor amiga me acompañaría al centro comercial.
No había hablado con ella lo de Ian y con Justin tampoco. Sentí que debía hablarlo con Ian primero. Justin y Alexa habían sido muy comprensivos y no habían insistido cuando les dije que no quería hablar del tema. Estaba agradecida por eso.
Luego de unos minutos me encontraba en el auto de mi mejor amiga camino al centro comercial.
Estuvimos toda la tarde allí y me había probado unos veinte vestidos mínimo, pero sentía que ninguno era el indicado. Ya estaba por darme por vencida hasta que Alex me pidió que entraramos a una última tienda. Me dirigí al perchero de vestidos y comencé a buscar alguno que me gustara pero nada. Hasta que Alexa me llamó y cuando la miré tenía en sus manos un vestido que me pareció el más hermoso del mundo. Decidí probarmelo rogando que me quedara bien.

 Decidí probarmelo rogando que me quedara bien

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Salí del probador y Alexa me miró atónita.
- Y... ¿Qué opinas? - le pregunté acomodando el vestido.
- Bella estás hermosa - dijo sonriendo y me abrazó.
- Tenemos el vestido - y le devolví la sonrisa.

Luego de pagarle y agradecerle a la vendedora, nos dirigimos a Starbucks. Me pedí un Frappuccino de dulce de leche y Alexa un café. Nos sentamos a charlar mientras esperábamos el pedido. Mi teléfono sonó y cuando vi la pantalla me llevé una sorpresa pero decidí contestar de todas formas.

- Hola Ian ¿Qué pasa?

- Hola Bella... quería saber que te sucedió ayer. Te estuve esperando en la universidad una hora y nunca apareciste.

- Tenemos que hablar... personalmente - dije con tranquilidad.

- Okay, ¿Estas ocupada ahora?

- Estoy en el centro comercial ¿Te parece vernos en una hora en mi casa? - Por supuesto que sabía que el tema del que teníamos que hablar era delicado. Ofrecí mi casa porque sabía que ni mis padres ni Marissa estarían. Papá estaba trabajando y mamá y Marissa estaban en la ciudad hablando con la wedding planner sobre la decoración de la boda.

- Está bien, te veo ahí entonces.

Regresé a casa y mi casa y miré la hora, 5:42pm. En menos de 20 minutos Ian vendría. No sabía ni siquiera que decir pero sentía que debíamos tener esa charla.

Minutos después tocaron el timbre y supe que era él. Abrí la puerta y le pedí que pasara. Nos sentamos en el sillón en silencio hasta que Ian habló.

- Y bien... ¿Sobre qué querías hablar? - se notaba que estaba algo nervioso. Frotó sus manos sudorosas en su regazo y me miró impaciente. Pero, Dios, yo no sabía ni por donde empezar.

- Quiero hablarte sobre... Sobre por qué no fui a nuestra ''cita'' - moví mis manos intentado imitar las comillas de la palabra ''cita''.

- Okay, te escucho - estaba aún más nervioso. Suspiré. Debía ir al grano.

- Te vi besando a Peter Stocking el día en que iba a ser nuestra cita - lo solté tan rápido que pensé que no había entendido lo que dije. Aunque, cuando vi su rostro, me di cuenta que sí.

-¿QUÉ? ¿Co... ccomo es posible? - tartamudeo.

- Estaba yendo a la oficina del rector a entregar una nota cuando los vi en el patio de la Universidad. Me detuve porque me pareció extraño verlos juntos. No sabía que eran... cercanos - me pareció la palabra más adecuada - y luego te vi besarlo y todo me dio vueltas. No quiero que te sientas juzgado. No soy homofobica ni nada, es sólo que fue un golpe fuerte enterarme que la persona de la que estuve enamorada mayor parte de mi vida sea gay.

- No soy gay Bella... tu no entiendes - noté enojo en sus palabras.

- Entonces explícame - me crucé de brazos.

- No he hablado de esto con nadie pero creo que mereces saberlo después de lo que te hice pasar - inhaló una gran bocanada de aire, como tomado valor para decir lo que iba a decir.

- Tranquilo, puedes confiar en mí - esbocé una pequeña sonrisa mientras acariciaba su mano.

- Desde que soy niño se que soy... diferente. Nunca me han gustado las chicas realmente pero mi padre es homofobico y ha intentado toda su vida que yo entienda que ser gay está mal. Sé que no lo está pero mi padre no lo entendería jamás. Así que decidí esconderme detrás de un gilipollas, de un mujeriego, y no sé - alzó las manos en señal de frustración - tal vez saliendo con tantas mujeres me terminarían gustando. Con el tiempo me di cuenta que siendo un gilipollas jamás podría enamorarme. Es imposible querer a una persona si sales con cinco a la vez. Necesitaba escoger a una sola chica e intentar enamorarme. Fue ahí cuando pensé en ti - me miró - tu... eres hermosa Bella, tienes un corazón enorme y sé lo que sientes por mí. Pensé que enamorarme de ti sería mi mejor opción. Sabía que me harías feliz, por eso te pedí salir. Tal vez... podría enamorarme de la excelente chica que eres. - miró sus manos que movía con nerviosismo. - Pero cuando llegó el día de la cita no pude ir, ni siquiera podía mirarte a los ojos por lo mal que me sentía; así que llamé a Justin para que fuera.

- ¿Y porque me invitaste a una segunda cita? - pregunté sin entender.

- Porque sentí que merecías una oportunidad... - hizo una pequeña pausa y me miró - Lo siento... se que fui muy egoísta.

- Está bien Ian, no estoy enojada pero me encantaría que hubieses sido sincero desde el principio. - él asintió y yo hice una pausa - ¿Justin lo sabe? - pregunté finalmente.

- No, Bella. Nadie sabe que soy gay, ni siquiera Justin. Y te ruego que no le cuen... - No dejé que terminara la oración.

- Tu secreto está a salvo conmigo - le guiñe un ojo.

- Oh, gracias Bella - me sonrió aliviado. Y lo abracé. Luego de unos segundos, nos separamos y quedamos en silencio por un rato.

- Y... ¿Qué hay de Peter? Quiero que me cuentes todo - me acomode en el sillón dispuesta a escucharlo.

Siempre fuiste tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora